Ordenadores, teléfonos, pantallas, televisores, equipos de telecomunicaciones… En España, todos estos productos se convierten en un millón de toneladas de residuos entre aparatos electrónicos y eléctricos (Raee). El 60% de esta chatarra electrónica termina en paradero desconocido o termina en la basura mezclada con otros residuos.

La basura electrónica es el residuo que crece más rápido en España. Según los últimos datos publicados en el proyecto Countering WEEE Illegal Trade, la cantidad de chatarra electrónica crece un 20% cada año y está fuera de control, sólo por detrás de países como Chipre o Rumanía.

“La vulnerabilidad de los controles en la cadena de suministro permite el tratamiento inadecuado de los residuos, el incumplimiento de reglamentos sobre el comercio de Raee, declaraciones falsas sobre el volumen de la carga que se transporta y el robo y contrabando de componentes electrónicos”, expone Thibaud de Larauze, consejero delegado de Back Market.

En esta línea, el directivo asegura que es necesario priorizar la recuperación y reutilización de estos dispositivos, de forma que puedan continuar utilizándose hasta el final de su vida útil.