El iPhone X ha sentado un precedente en la integración de la tecnología biométrica en la telefonía móvil. La nueva función Face ID para desbloquear el nuevo terminal de Apple, así como el extendido uso de la huella digital en otros dispositivos para el mismo fin o la utilización de patrones y contraseñas, son claros ejemplos de cómo la tecnología biométrica conecta cada vez más al ser humano con la máquina.

Según datos de la consultora Acuity Market Intelligence recogidos por Statista, en dos años todos los smartphones estarán equipados con tecnología biométrica. Actualmente, el informe refleja que este tipo de funciones está disponible en más del 60% de los teléfonos, cifra que ascenderá hasta el 80% en 2018 y, finalmente, al 100% en 2019. La tendencia se mantendrá de cara a 2020, donde también todos los dispositivos wearables y las tablets dispondrán de esta clase de tecnología.

Según Phil Schiller, vicepresidente de márketing mundial de productos de Apple, el reconocimiento facial “es el futuro de cómo desbloquearemos nuestros dispositivos para proteger la información confidencial”, aseguró el directivo en la pasada Keynote de la marca.