Adiós a Stephen Hawking
El astrofísico ha fallecido en la madrugada de este miércoles en su casa de Cambridge a los 76 años. Su teoría de la singularidad del espacio tiempo, que plasmó en su libro Historia del tiempo en 1988, es una de sus grandes obras.
Muere uno de los iconos de la física. Stephen Hawking ha fallecido en la madrugada de este miércoles en su casa de Cambridge a los 76 años, según ha confirmado un portavoz de su familia. El astrofísico padecía esclerosis lateral amiotrófica (ELA), una enfermedad degenerativa, desde los 21 años.
La enfermedad le dejó en una silla de ruedas e incapaz de hablar sin la ayuda de un sintetizador de voz. Habiendo superado todas las expectativas sobre su esperanza de vida, se convirtió en toda una eminencia en el mundo científico.
Hawking será recordado por su trabajo sobre los agujeros negros y la relatividad, así como por los libros que escribió y de las que ha vendido millones de copias. Entre sus obras, destaca Historia del tiempo, publicado en 1988 y con más de diez millones de ejemplares comercializados, que generó gran parte de su reconocimiento.
Stephen Hawking saltó a la fama tras la publicación de su obra ‘Historia del tiempo’ en 1988
Hawking nació en Oxford el 8 de enero de 1942. Desde muy joven se sintió atraído por la ciencia y por comprender, en sus propias palabras, “cómo funcionan las cosas”. Destacó en el colegio de St. Abans, localidad a la que se mudó su padre, donde ya fue apodado como “Einstein”.
Tras completar su licenciatura en Oxford y doctorarse en Física por Cambridge, Hawking era considerado, con apenas 28 años, uno de los astrofísicos más brillantes de su generación. El científico se dio a conocer en la década de los sesenta junto a su socio Roger Penrose por su teoría de la singularidad del espacio tiempo.
Según Hawking, el universo pudo surgir espontáneamente de una singularidad, es decir, un punto de densidad infinita que descarta que este proviniese de un universo previo. Gran parte de su carrera se basó en la comprensión de los agujeros negros, a los que atribuyó la capacidad de tragarse la luz debido a su enorme atracción gravitatoria.
En 1979, Hawking obtuvo la prestigiosa catedrática Lucasiana de Matemáticas en Cambridge, la misma que en su día ocupó Isaac Newton. Seis años después, el astrofísico tuvo que someterse a una traqueotomía que le dejó sin habla y él mismo diseñó el sintetizador de voz que utilizó para comunicarse.
“Era un gran científico y un hombre extraordinario cuyo trabajo y legado sobrevivirá por muchos años –han afirmado sus hijos-; su coraje y persistencia, con su brillo y humor, inspiraron a personas por todo el mundo”.
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