Miquel Oliver (UPF): “El regulador tendrá que reinventarse y aportar valor donde ‘blockchain’ no llegue”
El director del grupo de investigación en tecnologías y estrategias de las telecomunicaciones (NeTS) de la Universitat Pompeu Fabra asegura que esta tecnología podría abaratar procesos como el de la compra de un piso y que impactaría positivamente en el sector público.
Miquel Oliver es director del grupo de investigación en tecnologías y estrategias de las telecomunicaciones (NeTS) y profesor del DTIC de la Universitat Pompeu Fabra (UPF). Licenciado en Ingeniería de Telecomunicaciones por la UPC, ha colaborado con más de cuarenta revistas de referencia y es el director de la cátedra de Telefónica dedicada a los Mooc. Para Oliver, blockchain ha alcanzado el suficiente punto de madurez como para resonar más allá de las criptomonedas, pero considera que algunas empresas aún no han entendido el potencial de esta tecnología.
Pregunta: Para que el lector se sitúe, ¿qué es exactamente blockchain?
Respuesta: Blockchain es una tecnología que permite realizar una serie de operaciones con documentos digitales que hasta ahora no se habían podido hacer como, por ejemplo, ordenar temporalmente toda una secuencia de documentos y que esta ordenación sea segura desde el punto de vista criptográfico. Si alguien quisiera alterar esta secuencia temporal, sería detectado rápidamente. Este es el principio esencial de blockchain. Tiene muchas aplicaciones en muchos otros ámbitos, pero esencialmente agrupa objetos digitales en Internet, de forma distribuida y con esta marca temporal que es infranqueable.
P.: ¿Qué nuevas posibilidades brinda blockchain?
R.: Muchas. La más básica es en términos de contabilidad. Existen una serie de apuntes contables donde el orden de las operaciones es imprescindible. A modo de ejemplo, la aplicación de blockchain en un ámbito de contabilidad permite generar una criptomoneda. Otro factor muy importante es que no se pueden duplicar las operaciones. El hecho de no poder gastar dos veces la misma moneda es una aplicación que tiene bitcoin o ethereum y que, desde el punto de vista tecnológico, ha demostrado que la tecnología blockchain es suficientemente madura como para ser utilizada en cualquier otro entorno, no sólo en criptomoneda.
P.: Blockchain está distribuido en diferentes nodos, ¿cómo se gestiona exactamente?
R.: Blockchain se presenta como una cadena de bloques distribuida, lo que implica que hay diferentes nodos que construyen constantemente esta cadena de bloques. La construcción de esta cadena se hace de forma distribuida y colaborativa entre los diferentes nodos y provoca que, por consenso, si alguno de ellos quisiera engañar o comprometer blockchain, el resto se daría cuenta. Por una parte, el hecho de que sea distribuido da garantía de consenso y confianza. Por otra parte, hace que todo el mundo esté implicado en la construcción y el mantenimiento de esta cadena.
“Blockchain nace y funciona como una cadena de bloques pública”
P.: Pero si una empresa de logística se alía con otra empresa de logística para operar con blockchain, ¿quién gestiona la cadena?
R.: Este es un ejemplo de lo que se entendería como blockchain privado. Blockchain nace y funciona como una cadena de bloques pública. Cualquier individuo o empresa puede participar en la construcción de la cadena. Se necesitan algunos conocimientos técnicos pero teóricamente todo el mundo puede participar. En Bitcoin ocurre lo mismo, cualquiera puede aportar minería de datos y construir esta cadena. Ahora están surgiendo organizaciones de bancos que quieren crear su propio blockchain, pero en cierta manera tiene un punto de perversión. No aprovechan el potencial de un sistema que funciona de forma distribuida, por consenso y reputación, sino que es un sistema que queda circunscrito a una serie determinada de empresas donde, si hay una disputa y son una contra una, quedarán empatadas. En el blockchain público hay tantos nodos que si hay una disputa, la mayoría no será uno contra uno, sino que será un 80%-90% de los nodos contra un 10% restante.
P.: Es decir, que un banco podría aprovechar la parte de la optimización de datos pero perdería la parte del consenso y la confianza…
R.: Exacto. Otro dato que es importante es que, en blockchain, el hecho de que sea distribuido elimina la necesidad de un organismo regulador, de alguien que dirima cuando exista un conflicto. Al hablar de la utilización de blockchain en el ámbito privado, por ejemplo, dos empresas de logística pueden utilizar un mecanismo de blockchain para resolver en qué orden tienen que atender los pedidos de sus clientes. Pero si hay una disputa y quedan empatadas, tendrán que acudir a un tercero o un regulador para resolver el conflicto. Con ello blockchain no tiene mucho sentido.
P.: ¿Qué ocurrirá con los reguladores si crece la implantación de blockchain en los próximos años?
R.: El regulador tendrá que reinventarse y continuar aportando valor donde blockchain no llegue. Lo que pasa hoy en día es que el third party no sólo no aporta mucho valor, sino que también encarece mucho la transacción. La encarece tanto hasta el punto de comprometer el modelo de negocio o la viabilidad de según qué tipo de transacciones, y por ello habrá una revolución total con estos operadores. Tanto si están en una esfera pública como privada, no ven con buenos ojos una tecnología tan disruptiva porque pone en cuestión su forma de actuar. El mercado dirá si aportan valor o no, pero hay una parte pública que tendría que beneficiarse de ello. Además se produce el abaratamiento de procesos que no aportan ningún tipo de valor.
“Las transacciones a través de ‘blockchain’ son mucho más baratas”
P.: ¿Como por ejemplo?
R: Al comprar un piso se paga hasta un 10% entre impuestos. De este 10%, un 2% corresponden a gastos de transacción de registro y de notario que no aportan más valor que dar fe y garantía de que aquellos documentos son lo que son y que, por tanto, obedecen a una lógica de hacer negocios de más de dos siglos. No justifica el precio. Si se pudiera automatizar y regular de una forma automática, bajarían estas tasas y dinamizarían el mercado inmobiliario. Otro ejemplo es el sector bancario, que es donde nace Bitcoin. Cobrar una comisión del 10% por realizar una transferencia a otro país es elevadísimo. ¿Cuál es el coste real de esta transacción? Es muy bajo, es una comisión que se la distribuye entre las diferentes entidades bancarias y es, desde mi punto de vista, abusiva. Hacerlo de forma automática con un sistema de blockchain es mucho más barato, se podría rebajar hasta el 1%.
P.: Si para el banco ya es una operación de bajo coste, ¿lo que cambiaría es que no podrían exigir una comisión tan elevada?
R.: Sí, es un tema de competencia. Los bancos compiten entre sí por las hipotecas, pero hay otras operaciones con un gravamen mayor porque no existe competencia. Al utilizar una criptomoneda para realizar transacciones interbancarias, cambia la cosa. Puede que la cuota de mercado sea menor, pero es un volumen brutal.
P.: ¿Blockchain puede fallar?
R.: Un programa de seguridad informática siempre puede fallar. Algunos dirán que no puede fallar y que es perfecto, pero es falso. La tecnología blockchain es distribuida, lo que dificulta posibles ataques informáticos al no disponer de un sólo nodo que centralice toda la información. Además, la seguridad de blockchain se ve fortalecida con los algoritmos de hash que utiliza internamente, los cuales son criptográficamente seguros dada la capacidad de computación actual. Es muy complicado deshacer lo que hace blockchain. Si desde 2008, con Bitcoin detrás, no se ha comprometido, para mi es una prueba de tranquilidad y de que realmente es muy seguro criptográficamente.
“Bitcoin es como un libro abierto”
P.: Y en el supuesto caso de que se produjera un fallo o hubiese fraude…
R.: Con Bitcoin ha habido fraude, pero es el mismo fraude que se podría producir en cualquier sector. Especialmente en el sector digital, donde la gente no está tan entrenada y no sabe qué riesgos corre, hay más tentativa de que se produzca fraude.
P.: ¿Pero en quién recaería la responsabilidad? ¿Se podría investigar?
R.: Existen varios mecanismos para asegurar tranquilidad. Bitcoin es como un libro abierto. Si tienes un bitcoin que te ha desaparecido, puedes saber en qué momento ha desaparecido y qué transacción se ha llevado a cabo con esa criptomoneda. No es anónimo. Se puede comprobar que alguien, con un identificador, ha hecho una operación que se puede considerar ilícita. ¿Pero por qué se puede llegar a este extremo? Porque probablemente el usuario no sea tan cuidadoso con su identidad digital y alguien le haya robado las claves de su acceso a Bitcoin. Este es otro punto: el individuo tiene la máxima responsabilidad. Es como si llevara encima todo el dinero que tiene en efectivo. ¿Qué puede hacer? Denunciarlo. La probabilidad de recuperarlo es baja, pero como mínimo tienen las mismas garantías que en cualquier otro caso de robo.
P.: ¿Existe alguna legislación aplicable?
R.: No, existen legislaciones marginales. La más importante de este país es la Ley Orgánica de Protección de Datos (LOPD), pero no aplica. El bitcoin no está reconocido como una moneda, lo que es bueno y es malo. Provoca que no esté sometido al control monetario del Banco Central Europeo o del Banco de España, con protocolos que restan innovación pero proporcionan garantía. Por otra parte, la evolución del bitcoin es de libre mercado, lo que le da un punto salvaje.
“Las barreras de entrada a ‘blockchain’ son bajas”
P.: En el caso de las empresas, ¿qué inversión necesitan para operar con blockchain?
R.: Las barreras de entradas son bajas. No es necesario llevar a cabo ninguna gran inversión en equipos informáticos o software especializado. La inversión más importante es en talento, encontrar programadores que conozcan los lenguajes habituales y que sean capaces de traducir lo que quiere esa empresa en un concepto.
P.: Muchos empresarios denuncian falta de talento tecnológico en España…
R.: Hay poca gente formada en los entornos de programación. Desde la Universidad intentamos acompañar a los jóvenes y hacerles entender a los ingenieros de telecomunicaciones y de informática que esto es una carrera profesional de futuro. Pero hay una demanda tan amplia de estos perfiles en general que no deja de ser una apuesta más arriesgada que aprender, ahora mismo, big data, que es lo que el gran mercado demanda.
R.: ¿Las empresas españolas son conscientes del potencial de blockchain?
R.: Se mira con una cierta expectativa cómo acaba de aterrizar este fenómeno. Me ha sorprendido porque con otras tecnologías las empresas han sido más autistas. Creo que el hecho de que Bitcoin esté detrás es como una zanahoria. Piensan: “si esto ha funcionado con dinero, es que va enserio”. Se plantean gastar un dinero o unas horas en intentar entenderlo y ver si les afecta positivamente o negativamente.
“Los reguladores se ven amenazados por la tecnología de ‘blockchain’”
P.: ¿Hay algún sector en el que blockchain tenga más sentido?
R.: Los bancos están muy interesados en conocerlo. Pero quedé un poco sorprendido porque están muy centrados en su negocio y difícilmente ven otras aplicaciones. El sector público también tiene que verse claramente impactado, por el hecho de que la tecnología de blockchain pública es absolutamente transparente. El sector logístico, el educativo… Es difícil imaginar un sector que no quede impactado por blockchain, sea público o privado.
P.: ¿Quién liderará la implantación del blockchain?
R.: Es una pregunta complicada. Esto ya está suficientemente maduro, hay software que funciona, hay casos de uso… Lo que falta es que cada uno encuentre su ámbito de aplicación. ¿Quién lo lidera? Es realmente complicado. Si los bancos no se han puesto de acuerdo con una forma de pagar electrónicamente, es imposible que se pongan de acuerdo en una aplicación ligada a blockchain que resuelva una determinada problemática. Los reguladores, que son los que podrían hacerlo, son quienes ven amenazado su rol. El primero que tenga masa crítica suficiente y que aplique externalidades positivas, será quién ganará.