El gran espectáculo de la vuelta al trabajo: ideakas, promesas vacías y mucho postureo navideño

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El gran espectáculo de la vuelta al trabajo: ideakas, promesas vacías y mucho postureo navideño

Ese esperado regreso tras las fiestas: energías renovadas, ideas “disruptivas” y propósitos que no llegarán ni a febrero.

Descripción

Hoy es ese día. El primer día de vuelta al trabajo después de las vacaciones de Navidad. Ese momento mágico en el que todo el mundo parece haber cargado pilas, recargado sus “ideas” y llegado a la oficina con una energía renovada que promete cambiar el mundo… o al menos eso quieren hacernos creer. Porque, seamos sinceras, esta vuelta es como abrir regalos de amigo invisible: la expectativa siempre supera a la realidad.

La escena se repite año tras año. Gente que, durante las vacaciones, no ha parado de pensar en “proyectos disruptivos”, “nuevas metodologías” o “cómo optimizar procesos”. Llegan, con las superideacas tatuadas en la frente, convencidos de que este va a ser su año. Pero, siendo realistas, la mayoría de estas ideas no tienen ni pies ni cabeza. Son esa mezcla extraña de frases sacadas de algún curso online y promesas imposibles de cumplir. Spoiler: no van a revolucionar nada. Y lo saben.

El primer día de vuelta siempre es igual. Empieza con la charla obligatoria sobre “cómo fueron las fiestas”. Te preguntan si comiste mucho turrón, si viajaste o si te dio tiempo de “desconectar”. Porque desconectar es la palabra de moda, aunque todos sabemos que nadie lo hace de verdad. Luego llega el desfile de propósitos de año nuevo: “este año quiero ser más productiva”, “voy a organizarme mejor”, “me he apuntado al gimnasio”. Claro que sí, campeona. Ya me contarás en marzo cómo va eso.

Y no nos olvidemos de las reuniones. Ah, las reuniones. Hoy es el día para fijar objetivos, revisar estrategias y, cómo no, escuchar esas ideacas. Esos “nuevos enfoques” que, en teoría, van a resolver todos los problemas de la empresa. Pero lo único que consiguen es llenar la sala de frases vacías como “debemos ser más ágiles”, “tenemos que innovar” o “necesitamos pensar fuera de la caja”. Nadie sabe exactamente qué significa nada de eso, pero lo repiten como si fueran mantras.

Mientras tanto, tú estás ahí, mirándolos, intentando descifrar qué quieren de verdad. ¿Que les aplaudas? ¿Que digas que es una idea brillante? ¿Que tomes nota y lo ejecutes mientras ellos hacen una pausa para el café? Porque, al final, lo único que quieren es lo mismo que querían antes de las vacaciones: que alguien más haga el trabajo mientras ellos siguen vendiendo humo.

La realidad es que este primer día de vuelta siempre es una mezcla de caos, postureo y falsas esperanzas. Gente intentando parecer más motivada de lo que realmente está, ideas que se desinflarán antes de final de mes y una sensación general de estar en una obra de teatro donde todos fingen que tienen su vida bajo control.

Pero, dicho esto, también hay que reconocer algo. Volver al trabajo después de Navidad no deja de ser un privilegio. Tener un empleo, por muy absurdo que pueda parecer a veces, no es algo que todos puedan dar por sentado. Hay mucha gente que daría lo que fuera por estar en tu lugar, aunque eso implique aguantar las ideacas de los demás.

Así que, dentro de todo este circo, intenta encontrar algo positivo. Valora lo que tienes. Agradece a las personas que te hacen más llevadera la vuelta, incluso si solo es con un buen café y un comentario sarcástico que te saca una sonrisa. Porque al final, aunque estés rodeada de ideas que no van a ninguna parte, lo importante es que tú sí puedes ir más lejos. Y si hoy no es tu día, tranquila. Habrá días mejores.