Perderéis la pasta por gilipollas
Invertís en proyectos que tienen tráfico, pero no negocio. Invertís por inercia, sin criterio. Invertís por postureo. Invertís porque os cae bien el emprendedor, no porque el proyecto sea interesante. Invertís porque no sabéis qué hacer con vuestro dinero. Invertís porque creéis que todos los días son domingo.
No me importaría si no fuera un problema. Es vuestro dinero, así que podéis perderlo como queráis. Yo preferiría gastarlo en hedonismo y convertirme en un verdadero bon vivant. Pero claro, vosotros sois inversores. Gente decente que pone su dinero a trabajar. Pero invertís sin tener ni puñetera idea. Sin criterio, sin objetivo y sin rumbo.
Sois inversores ciegos o más bien cegados por los éxitos que veis emerger a vuestro alrededor. Tenéis dinero y también queréis prestigio, reconocimiento. No os basta con ser ricos, también aspiráis a la inteligencia. Eso sí, sin currároslo un poco, como hacen muchos fondos e inversores que merecen todo mi respeto de millennial resentido.
Y así, invirtiendo a lo loco, hincháis proyectos que nacen muertos. Infláis una burbuja que nos estallará a todos en la cara y que no se llevará sólo por delante a los malos, si no también a los buenos proyectos.
La borrachera de liquidez matará al emprendimiento tecnológico y hará que viva otra década de ostracismo, como pasó con la crisis puntocom. He dicho.
Y gran parte de la culpa la tiene el que piensa que invertir en una empresa es como jugar a la ruleta. Invertir es una cosa muy seria y vosotros, ricachones metidos a family office de tres al cuarto, lo estáis banalizando.
Como el humor, invertir es una cosa muy seria.