2018, el año en que el fútbol revolucionó a las ‘telecos’ en España
La factura de Telefónica por los derechos del fútbol asciende a 4.020 millones de euros, entre el pago por los derechos de LaLiga y la Champions League y la Europa League durante tres temporadas.
Comprar o no comprar el fútbol, el dilema del año entre los tres gigantes de la telefonía en España. El ejercicio 2018 será recordado como el año en que Vodafone renunció a la adquisición de los derechos residenciales de la Champions League y dos de los paquetes de LaLiga al considerar que “no eran viables económicamente”. La puja por el fútbol, ganada por Telefónica, se ha visto acompañada también de un fuerte periodo de agresividad comercial que ha revivido el debate sobre los márgenes de las operadoras y el precio dispuesto a pagar por seducir al cliente español.
La batalla estalló en junio, cuando el grupo español que preside José María Álvarez-Pallete selló la adquisición de dos paquetes del campeonato de liga de Primera y Segunda División para las tres temporadas 2019-2020, 2020-2021 y 2021-2022. Por estos dos paquetes, que incluyen ocho partidos por jornada y El Partidazo, Telefónica desembolsó un total de 2.940 millones de euros (980 millones por temporada).
Unos días después, Telefónica llegó a un acuerdo con Mediapro para la cesión de los derechos residenciales de la Uefa Champions League y la Uefa Europa League para las próximas tres temporadas (2018-2021) por 360 millones de euros por curso, es decir, una inversión de 1.080 millones de euros en total. Los derechos de los establecimientos públicos siguen en manos de la empresa que lidera Jaume Roures.
Después de que Telefónica se hiciera con los derechos, Orange accedió a comprárselos. La empresa aseguraba desde hace meses que, si la teleco española conseguía los derechos, iba a pujar por ellos. Vodafone, en cambio, optó por mantener en su oferta el canal beIN LaLiga, pero hizo oficial su renuncia a sublicenciar el canal beIN Sports con la Champions League y El Partidazo.
“El modelo de reventa mayorista hace imposible realizar una oferta de estos contenidos”, señaló Vodafone en relación al fútbol
“La continua subida del coste de los derechos y el modelo de reventa mayorista hace imposible realizar una oferta de estos contenidos a precios razonables a los clientes”, apuntó Vodafone España en ese entonces.
Tal y como expuso António Coimbra, consejero delegado de la teleco en España, en la previa del Mobile World Congress, sólo 400.000 de sus 1,3 millones de abonados en el país están suscritos al paquete futbolístico y cada año pierde cuarenta millones de euros. Por ello, “perder a todos los clientes” del fútbol se antojaba mejor decisión que hacer frente al pago de los derechos del fútbol para el próximo trienio, apuntó.
En verano, cada teleco movió sus fichas, lo que dejó un tablero con un claro ganador: Movistar. La adquisición de los derechos del fútbol le permitió a la marca de Telefónica darle una vuelta al marcador y cerrar agosto y septiembre con un saldo neto de portabilidad positivo por primera vez desde noviembre de 2017.
Las bajas netas de Movistar ascendieron a 29.941 líneas entre enero y septiembre
Hasta septiembre, Movistar acumula un saldo negativo de 29.941 líneas móviles, según los datos de la Cnmc. De no ser por el fútbol, esta cifra podría haber sido aún más elevada, dado que sólo en agosto y septiembre registró una ganancia neta de más de 63.000 líneas. En los próximos meses, la teleco jugará también con una nueva carta para atraer a nuevos clientes: la integración de Netflix en su plataforma de Movistar+.
El incremento de usuarios fue aparejado de una agresiva política comercial (con descuentos de hasta el 50% para nuevos usuarios), lo que impactó directamente en el ingreso medio por usuario (arpu, por sus siglas en inglés) del paquete Fusión. Según los datos aportados por Telefónica en sus cuentas trimestrales, el arpu de Fusión registró un incremento interanual de sólo el 1,8%, la subida más baja de los últimos dos años.
Desde el grupo reconocieron que la evolución de este indicador vino propiciado por “el distinto calendario en el reposicionamiento de tarifas en 2018 frente a 2017”; al elevado volumen de captación de clientes durante la segunda mitad del tercer trimestre, que tuvo un “impacto inicial dilutivo” en el ingreso medio por cliente, y “a un menor consumo de datos por encima de las franquicias”.
En esta batalla por el fútbol, la más perjudicada fue Vodafone. En términos de clientes, la teleco británica anotó una pérdida neta en los nueve primeros meses del año de más de 447.730 líneas móviles, 45% de las cuales se produjeron entre junio y septiembre. Cabe recordar que cada paquete convergente cuenta con entre dos y tres líneas móviles, por lo que la relación con la oferta de contenido es directa.
Los datos propios de Vodafone, además, señalan que la base de abonados de fibra cayó en 5.000 clientes, mientras que la cartera de usuarios de televisión se redujo en 66.000 personas entre julio y septiembre.
En términos de negocio, la operadora británica ha visto cómo sus ingresos en el mercado español se reducían un 3,2% en el primer semestre de su ejercicio (del 1 de abril al 30 de septiembre). Aunque el grupo asegurara a cierre de septiembre que “lo peor ya había pasado”, en noviembre saltó a las portadas de los medios de comunicación que Vodafone estaba estudiando la ejecución de un expediente de regulación de empleo (ERE) sobre unos mil empleados.
La toma de esta decisión obedecería a la pérdida de competitividad en el sector de las telecomunicaciones en España por parte de Vodafone debido a la guerra de precios desatada. Sólo en el segundo trimestre, sus ingresos por servicio cayeron un 7,2% y el margen sobre el resultado bruto de explotación (ebitda) descendió 7,5 puntos porcentuales frente al mismo periodo del año anterior, hasta el 22,4%.
“Nos gustaría poder mirar el largo plazo con algo más de aire en los pulmones”, apuntaba Francisco Román, presidente de Vodafone España, en relación a la guerra comercial
“Nos gustaría una menor agresividad y poder mirar el largo plazo con algo más de aire en los pulmones y más serenidad”, indicaba Francisco Román, que en diciembre abandonará la presidencia de Vodafone España. El grupo estimó que el impacto económico del fútbol ascendía a 300 millones al año.
Orange, que sí que optó por asumir el impacto del fútbol, no consiguió reducir la sangría de portabilidad el segmento móvil, según los datos de la Cnmc. El grupo perdió menos líneas que Vodafone (cerca de la mitad), pero aun así cerró septiembre con un saldo neto negativo de portabilidad de 249.573 líneas desde enero. Sólo en el último trimestre, las bajas contabilizadas ascendían a 89.429 líneas.
Pese a ello, la división de OrangeTV (que también incluye líneas móviles) sumó 46.000 clientes sólo entre julio y septiembre, alcanzando los 686.000 abonados, lo que representa un crecimiento de la base de clientes del 15,5% en relación al año anterior. La base de líneas móviles, pese a las pérdidas netas, creció un ligero 1,3% en el tercer trimestre, aunque los accesos de banda ancha cayeron un 0,8%.
MásMóvil, que no entró en la guerra por el fútbol pero sí participó en la batalla comercial, revalida su posición como líder en portabilidad en España. Entre enero y septiembre, la empresa registró un saldo neto de portabilidad de 489.533 clientes, más que los que perdió Vodafone en el mismo periodo.
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