De Emov a Acciona: el transporte compartido se ‘encarniza’ en España con Madrid como banco de pruebas
Cada vez más empresas apuestan por adentrarse en el ámbito de los servicios compartidos de coche, moto y bicicleta. El número de trayectos de este tipo alcanzará el 35% sobre el total de Europa a finales de la próxima década.
La movilidad sostenible es uno de los negocios de moda, especialmente en cuanto a trayectos compartidos. Gestoras de infraestructuras y energéticas han dado un giro de tuerca a sus estrategias, las empresas de transporte privado han decido hilar más fino y los fabricantes de automóviles han dispuesto sus vehículos eléctricos para la oleada de los servicios compartidos. Zity, Car2Go, Emov, Avancar, Respiro, eCooltra y Muving son algunos de los nombres que circulan por las calles de España, y grupos como Repsol, Acciona y Bosch pretenden plantarles cara próximamente.
Actualmente, su impacto es apenas notable, pero irá aumentando en la próxima década. Mientras que hoy en día un 1% de los trayectos realizados en coche en Europa se llevan a cabo a través de servicios de transporte compartido, este porcentaje se elevará hasta el 35% en 2030, según el informe Five trends transforming the automotive industry elaborado por PwC.
Ante este panorama, son cada vez más las empresas que han decidido vincularse con los servicios de movilidad compartida, ya sea a través de coche, moto e incluso bicicleta. El más reciente en anunciar su entrada en el sector ha sido Acciona, que ya trabaja en el lanzamiento de un servicio de motosharing. La compañía está tramitando su entrada en varias capitales de España, incluidas Madrid y Barcelona, pero la fecha está aún sin confirmar.
Movo, controlada por Cabify, comenzó a circular por las calles de Madrid en abril
Acciona cuenta a su favor con la experiencia de haber instalado puntos de recarga de vehículos eléctricos en varias ciudades del país. Este nuevo paso de la compañía en movilidad supondrá encarnizar aún más la batalla que libran players como eCooltra, Muving e Ioscoot, a los que hace dos meses se sumó Movo, controlada por Cabify. Dicha start up fue fundada en agosto del año pasado y comenzó a operar en Madrid con su servicio de motos eléctricas compartidas de la mano de Mobilitas Futurus, participada al 100% por Cabify Mobility International.
Este mercado tan reñido se replica en el ámbito del coche eléctrico compartido, en el que operan Car2Go, Zity, Emov, Respiro y Avancar, entre otros. A ellos se unirá Wible, el nuevo servicio de alquiler de la surcoreana Kia y la petrolera española Repsol. La empresa, que ya ha iniciado sus pruebas en Madrid, comenzará a operar en la capital en la segunda mitad de este año.
Madrid se ha convertido en un banco de pruebas para esta clase de actividades. Prácticamente todos los players operan en las calles de la ciudad, la cual aspira a convertirse en ecofriendly en su lucha por reducir la contaminación. En ese sentido, la capital es un polo de atracción para las compañías de servicios de transporte eléctrico compartido, que encuentran ventajas en circulación y estacionamiento, una jugada de las administraciones para descongestionar el colapso que ocasiona el parque móvil actual.
De hecho, la junta del gobierno del Ayuntamiento madrileño aprobó en mayo prohibir a los coches sin etiqueta de la DGT aparcar y circular en la nueva gran Área de Prioridad Residencial del centro, que arrancará en noviembre. En el caso de Barcelona, el consistorio aún trabaja en la fijación de un marco normativo que posibilite la regulación de los servicios de vehículo compartido tras el incremento de compañías que ofrecen este tipo de modalidades.
Madrid también ha sido escogida por Bosch, el fabricante alemán de electrodomésticos y piezas para automóviles, para lanzar su servicio de motos eléctricas compartidas, llamado Coup. El grupo comenzará a operar en las calles de la capital a finales de este mes tras haber consolidado este tipo de actividad en Berlín y París. En ese aspecto, su división Mobility Solutions representó más de un 60% de su cifra de ventas en 2017, concretamente 47.400 millones de euros de 78.066 millones de euros.
En general, todos los servicios de transporte compartido funcionan de un modo muy similar. Existe una app mediante la cual el usuario encuentra los vehículos disponibles más cercanos con un sistema de geolocalización. Una vez seleccionado y listo para el servicio, se activa el cuentakilómetros. El pago se abona a través de la tarjeta asociada a la cuenta cuando finaliza el trayecto.
Los fabricantes de vehículos ‘abrazan’ la movilidad
Debido a los precios más asequibles y a la cultura de la movilidad de los nativos digitales, los fabricantes se han dado cuenta de que el negocio del transporte compartido es una vía más a explotar por su parte. En la mayoría de las actividades que se están realizando dentro de este negocio en España, las empresas suelen ser joint ventures en las que está involucrado un fabricante de automóviles.
La mayoría de empresas de transporte compartido cuenta con un fabricante automovilístico detrás
Daimler está detrás de la plataforma Car2Go, mientras que BMW opera mediante DriveNow. A finales de marzo, ambas compañías decidieron combinar sus ofertas de movilidad en una empresa conjunta con el objetivo de ofrecer a los clientes una única solución en cuanto a coche compartido, servicios de vehículo con conductor, aparcamiento, recarga y multimodalidad.
También existen fabricantes, como Seat, que han optado por adquirir negocios para adentrarse en este terreno. En su caso, compró el pasado febrero el 100% de la start up Respiro en una apuesta clara por el sector del carsharing. La empresa, que no reveló la cifra del acuerdo, comenzó entonces a sustituir paulatinamente la flota de vehículos de Respiro por coches de la marca Seat.
Las bicicletas atraen al capital
El negocio de las bicicletas compartidas también ha proliferado en las calles de las principales capitales de España. El grupo chino Ofo, uno de los grandes jugadores de Asia, aterrizó en el mercado español en septiembre del año pasado. Por su parte, la singapurense oBike, presente en Europa desde septiembre del año pasado, opera actualmente en Madrid y Granada. El mes pasado, también entró en el país la estadounidense Scoot, que inició operaciones en Barcelona con una flota de mil bicicletas eléctricas, además de 500 motos eléctricas.
El sector de las bicicletas compartidas se ha convertido en el foco de inversión de importantes compañías dedicadas al transporte privado. Uber adquirió en abril la empresa Jump Bikes, en una operación cuyos términos no trascendieron, con Berlín en mente como primer destino. En este terreno, le sigue su rival Lyft, que hace una semana desembolsó alrededor de 250 millones de dólares (214 millones de euros) por el negocio de Motivate, dueño del servicio Citi Bike en Nueva York.
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