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De Xiaomi a Panasonic: los grandes del ‘hardware’ diversifican hacia los servicios para ganar músculo

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De Xiaomi a Panasonic: los grandes del ‘hardware’ diversifican hacia los servicios para ganar músculo

Los fabricantes de dispositivos electrónicos encuentran ingresos cada vez más estables a través de la provisión de servicios. Empresas como Apple y Sony viran cada vez más hacia las modalidades de suscripción.

Descripción

Los fabricantes sueñan con ser proveedores de servicios. Las compañías dedicadas a la construcción y venta de dispositivos electrónicos son conscientes de que el auténtico negocio está en el software, ya que lo consideran una fuente de ingresos más constante y ayuda a fidelizar al cliente. Xiaomi está ampliando su base de usuarios mediante la comercialización de hardware para después atacar por la vía de los servicios, una estrategia en la que también quiere centrarse Sony.

El caso de Xiaomi está reconocido abiertamente por la empresa: la idea es que los consumidores utilicen sus terminales y conozcan la marca para, una vez conseguida una comunidad, ofrecer servicios premium (falta conocer cuáles). Por tanto, el objetivo no es maximizar los ingresos a través de la venta de hardware, una estrategia tradicional que no cuaja a día de hoy ante el estancamiento que padece el mercado de los smartphones.

De hecho, la comercialización de móviles se contrajo un 0,5% en todo el mundo en 2017, según las estimaciones de la consultora IDC. Entre las razones del descenso, Gartner apunta a que los consumidores retienen sus terminales durante más tiempo, en parte debido a que están menos impresionados con las novedades de los nuevos modelos. En ese aspecto, los analistas consideran que una mejor cámara y conexión ya no es suficiente para los potenciales compradores.

En este panorama, Xiaomi se ha posicionado como el cuarto fabricante mundial. La compañía china ha duplicado su cifra de ventas hasta los 28 millones y medio de unidades, y ha obtenido una cuota del 7,4% en el mercado global. Para ello, el grupo se ha dedicado a lanzar precios agresivos y a contar con un margen de beneficio reducido frente a sus rivales. Por ejemplo, mientras que Apple se lleva alrededor de 150 dólares (128 euros) de beneficio medio por cada dispositivo que vende, Xiaomi apenas capta alrededor de dos dólares (1,71 euros), de acuerdo con Counterpoint Research.

En ese aspecto, la apuesta de Xiaomi por ofrecer dispositivos de bajo coste y prácticamente sin márgenes de ganancia no es más que una parte de su plan de posicionamiento en el mercado. Apple, que ya sabe lo que es disponer de una comunidad de millones de usuarios en todo el mundo, hace años que afronta la fase de ofrecer servicios y fidelizar clientes dentro de su ecosistema.

La empresa de la manzana mordida obtuvo unos ingresos de 61.100 millones de dólares (52.309 millones de euros) en el segundo trimestre del presente ejercicio, un 16% más respecto al mismo periodo de 2017. De esta cifra de negocio, la facturación por servicios creció más que los ingresos por iPhone, iPad y Mac. En concreto, el negocio de plataformas como iTunes, AppleCare, Apple Pay y otros contenidos digitales elevó sus ventas un 31%, hasta 9.190 millones de dólares (7.866 millones de euros). En línea con esta estrategia, Apple prepara un servicio de suscripción all in one que incluirá música, cine, televisión y noticias.

De un modo similar, Microsoft potenció sus últimos resultados financieros con el empuje de sus servicios cloud. En 2017, la empresa estadounidense se apoyó en dicho negocio, que le arrojó unas ventas de 27.440 millones de dólares (27.731 millones de euros), un 9,5% más en comparación con los doce meses precedentes. En total, el grupo facturó 89.950 millones de dólares (77.793 millones de euros) en dicho ejercicio, un 5,4% más respecto al año anterior.

Microsoft refleja claramente esta apuesta por los servicios como palanca de crecimiento a través de su división de videojuegos, Xbox. La tecnológica lanzó a inicios de este año Xbox Game Pass, una plataforma al más puro estilo Netflix que ofrece a los usuarios la posibilidad de acceder a centenares de juegos por una suscripción de 9,99 euros mensuales. Además, la filial de Microsoft trabaja en un nuevo servicio en la nube que permita a sus clientes jugar a cualquiera de sus títulos desde cualquier plataforma, ya sea una Xbox, un PC o un smartphone.

Para la empresa de Redmond, la apuesta por el software y los servicios es la que, precisamente, puede garantizar unos ingresos más recurrentes, evitando la dependencia de la comercialización de hardware. El gigante japonés Sony también tiene clara esta estrategia: Kenichiro Yoshida, consejero delegado de la compañía desde el pasado abril, destacó hace dos meses que el grupo se centrará en mantener unos beneficios sostenibles a través de modelos de suscripción por servicios, los cuales ofrecen ganancias periódicas, en lugar de limitarse a vender dispositivos electrónicos, como pueden ser televisores o consolas PlayStation.

“En los próximos tres años, me gustaría mejorar la calidad de los beneficios apostando por los negocios más estables”, afirmó Yoshida. En ese sentido, el próximo movimiento de Sony pasa por reactivar el gasto después de una década de reestructuraciones. La empresa nipona buscará generar un flujo de caja de 18.000 millones de dólares (15.385 millones de euros) en los próximos tres años con el objetivo de incrementar la adquisición de tecnología y contenidos de entretenimiento.

Por su parte, Panasonic también ha decidido diversificar por la vía de los servicios. El grupo tecnológico decidió a finales del mes pasado adentrarse en el negocio del alquiler de viviendas turísticas dada la creciente demanda de estos. La empresa ha ejecutado este paso tras la aprobación de una nueva y restrictiva ley en Japón que ha obligado al rival estadounidense Airbnb a perder gran parte de su oferta, concretamente el 80% de los alojamientos en el país (unos 48.000 anuncios) por falta de permisos.

De este modo, la compañía nipona pretende acaparar una cuota de este negocio ante la expectativa de un incremento del turismo de cara a los Juegos Olímpicos de 2020. De llevarlo a cabo, la empresa confía en embolsarse alrededor de 5.000 millones de yenes (39,08 millones de euros) anuales.