El ‘America First’ levanta las barreras en Silicon Valley en el primer año de Donald Trump

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El ‘America First’ levanta las barreras en Silicon Valley en el primer año de Donald Trump

Las duras políticas antimigratorias del presidente de Estados Unidos, su decisión de suspender el programa Daca o el retraso de la aprobación de la International Entrepreneur Rule ponen freno uno de los epicentros de la innovación del mundo.

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Martes, 8 de noviembre de 2016, Washington D.C.  Al otro lado del Atlántico, el magnate y candidato republicano Donald Trump derrota a Hillary Clinton en las elecciones y se hace con el poder de la primera potencia económica mundial del mundo. A más de 800 millas de la capital financiera de Estados Unidos, los líderes de las principales empresas tecnológicas se remueven inquietos en sus sillas en Silicon Valley. ¿Qué les depararía la nueva era de Trump? Pronto lo sabrían.

Tan solo un mes después de ganar las elecciones presidenciales de Estados Unidos, Trump se reunió con los principales directivos del sector tecnológico para limar asperezas. A lo largo de su campaña presidencial, el magnate había puesto sobre aviso a estos empresarios al avanzar una dura política antimigratoria y al criticar la deslocalización de la producción, pero la reunión sirvió para calmar los ánimos. Aunque sólo por un corto lapso de tiempo.

En breve se cumple un año de la noche de los comicios de Estados Unidos, y los envites de Trump al sector tecnológico han sido contundentes. Empezando por la política antimigratoria del presidente de Donald Trump y terminando por el bloqueo de la Startup Visa (una de las últimas medidas anunciadas por la Administración de Trump), el efecto de estas políticas ha llevado a más de un centenar de tecnológicas como Apple, Google, Netflix, Intel, Airbnb, Microsoft, Facebook o HP a exigir al presidente que dé marcha atrás.

En febrero, un mes después de jurar el cargo, el presidente Trump vetó la entrada a Estados Unidos a aquellos ciudadanos con visados procedentes de Irán, Irak, Siria, Sudán, Somalia, Libia y Yemen, esgrimiendo la protección de la seguridad nacional del país. La medida, que fue suspendida de forma temporal por un juez del país, supondría limitar de forma directa la capacidad de atracción de Silicon Valley, donde una gran parte de la fuerza laboral procede de otros países.

“Estados Unidos siempre ha sido un país de oportunidades, la gente con capacidad ha podido desarrollar cosas que en otros lugares no hubiera podido”, explica Jordi Vinaixa, profesor del departamento de dirección general y estrategia de Esade, a Kippel01. El experto asegura que es una mala noticia para el país, dado que “dinero llama a dinero, y talento llama a talento”.

Por otra parte, Trump no sólo ha vetado la entrada de los ciudadanos procedentes de otro país, sino que también ha querido asegurarse el monopolio tecnológico retrasando la aplicación de la International Entrepreneur Rule hasta marzo de 2018 y el lanzamiento de la Startup Visa. Esta medida, propuesta por la Administración de Obama, facilitaba a los emprendedores extranjeros montar su propia empresa en Estados Unidos.  

¿Para qué cerrar las puertas a la innovación en un país en el que se han fundado las mayores empresas del mundo? “Es un tema ideológico, no económico”, explica Vinaixa. Según el experto, el pensamiento del America First pone en el epicentro al ciudadano estadounidense y plantea la siguiente cuestión, ¿si ellos lo han hecho, porque no nosotros?

En los últimos meses, Trump ha abogado por potenciar la digitalización de la Administración estadounidense y ha anunciado una inversión de 200 millones de dólares en programas de informática en las escuelas. Para Vinaixa, el objetivo de esta medida es “invertir en los propios ciudadanos estadounidenses para que sean capaces de dar respuesta a los retos futuros”.

¿Existe riesgo de que las empresas de Estados Unidos opten por irse a otros países? Según el experto, “Silicon Valley va como una moto”, pero existen “otros ecosistemas que van a muy buena velocidad”. Israel, Londres o Berlín se consolidan como otros hubs tecnológicos de peso en la actualidad, por lo que es necesario encontrar un equilibrio y abrir vías de negociación. “El error es pensar que el talento está solo en Estados Unidos y que es mejor que no venga gente de fuera para robar puestos de trabajo, esta es la demagogia que utiliza la Administración de Trump”, asegura.

En esta línea, Trump también procedió a la supresión formal del programa Deferred Action for Childhood Arrivals (Daca) el pasado septiembre. Se trata de una iniciativa promovida por Obama que permitía a uno grupo determinado de jóvenes inmigrantes permanecer en el país, trabajando o estudiando. Ante ello, las tecnológicas han vuelto a posicionarse en contra de la decisión de Trump e incluso Apple ha procedido a presentar una moción ante el fiscal general de California para bloquear el retiro de esta medida.

Arremete contra la neutralidad de la Red y la deslocalización de la producción

El foco de atención de la Administración de Trump también se ha centrado en otros dos grandes temas: la neutralidad de la Red y la deslocalización de la producción. En el primer caso, Ajit Pi, presidente de laFederal Communications Commission, trabaja en terminar con la neutralidad de la Red, lo que actualmente prohíbe a los operadores de telecomunicaciones dar un trato preferente al usuario según lo que pague.

De entrada, esta medida chocharía de frente contra la proliferación de negocios en Internet, los cuales han sacado provecho de las reducidas barreras de entrada y del acceso a la información para crear nuevas iniciativas. Por otra parte, podría llevar a que se produzcan monopolios de información e incrementar la brecha digital en la sociedad.

“Si las barreras llegan por parte del poder económico parece que se esté liberalizando, pero en realidad se está privatizando -comenta Vinaixa-; el regulador está precisamente para evitar que haya jugadores demasiado poderosos”. Según los últimos datos del Center for Responsive Politics, empresas como Alphabet, Amazon, Verizon, ebay o Alibaba han invertido hasta 49,93 millones de dólares en actividades delobby.

En cuanto a la deslocalización de la producción, Trump llevó a cabo una campaña electoral muy dura contra aquellas empresas estadounidenses cuya producción se ubicaba fuera del país, como es el caso de Apple, de quien llegó a decir que quería que fabricaran “sus malditos ordenadores” en suelo estadounidense. A inicios de año, el presidente aseguró que Apple había prometido que construiría tres fábricas en el país. El grupo de Cupertino aún no ha realizado ningún comentario al respecto.