Interés creciente de empresas chinas por fábricas de Volkswagen en Alemania
El interés de empresas chinas en fábricas de Volkswagen podría transformar las relaciones económicas entre China y Alemania, mientras se enfrenta a desafíos en Europa.
Fuentes cercanas al gobierno chino han revelado un creciente interés por parte de empresas chinas en las fábricas de Volkswagen, un ícono de la industria automotriz alemana. Este movimiento podría ayudar a China a incrementar su presencia en Europa, permitiendo, además, evitar los aranceles aplicados por la Unión Europea a los vehículos eléctricos importados desde el país asiático.
A pesar de que China ya ha invertido en sectores como las telecomunicaciones y la robótica, aún no ha establecido plantas de producción automotriz tradicionales en Alemania. La potencial adquisición de fábricas como las de Volkswagen marcaría un momento crucial en las relaciones entre ambos países, que durante el gobierno de Angela Merkel disfrutaron de una profunda interconexión económica.
Sin embargo, el nuevo gobierno alemán ha enfriado estas relaciones, buscando reducir la dependencia económica de China, a la que considera tanto un socio comercial como un competidor sistémico. La ministra de Relaciones Exteriores, Annalena Baerbock, ha llegado a calificar al presidente chino Xi Jinping como un “dittatore.”
En medio de este contexto, Volkswagen se enfrenta a pérdidas de ventas y una creciente competencia de fabricantes chinos. La compañía ha anunciado el cierre de varias fábricas en Alemania, incluida la planta de Dresda, que produce el modelo eléctrico ID.3 y emplea a 340 trabajadores, la cual cerrará en 2025. Por su parte, la fábrica de Osnabrück, donde se ensamblan 2.300 unidades del modelo T-Roc Cabrio, cesará operaciones en 2027.
Se ha informado que Volkswagen está considerando la venta de la planta de Osnabrück a un comprador chino, con la condición de que se respeten los intereses de la empresa y de los trabajadores. Esta opción podría ser más beneficiosa que el cierre total de la planta, valorada entre 100 y 300 millones de euros.
El papel de los sindicatos alemanes en las decisiones empresariales es fundamental, dado que tienen representación en los consejos de administración. Stephan Soldanski, representante sindical de Osnabrück, ha declarado que los trabajadores estarían dispuestos a producir para una joint venture con una empresa china, siempre y cuando se mantengan los estándares y la marca de Volkswagen.
Para China, invertir en fábricas alemanas representaría un avance significativo para consolidar su huella en Europa, que es el segundo mercado más grande del mundo para vehículos eléctricos. Fabricar autos localmente permitiría eludir los aranceles e incrementar la competitividad frente a los productores europeos. Hasta la fecha, las marcas chinas han optado por establecer plantas en países con costos laborales más bajos y sindicatos menos influyentes, como Hungría y Turquía.
Marcas como Leapmotor y Chery están explorando opciones de producción en Europa, incluyendo la posibilidad de adquisición de instalaciones ya existentes. Chery, por ejemplo, ha mencionado que la construcción de nuevas fábricas podría facilitar la implementación de estándares tecnológicos avanzados.
La llegada de inversión china a Alemania plantearía no solo cuestiones económicas, sino también políticas. El país europeo necesita equilibrar su deseo de atraer inversiones extranjeras para preservar empleos y mantener cierta autonomía estratégica frente a un socio comercial que también es un competidor directo.
En un momento en el que se avanza hacia la movilidad eléctrica y se ejerce presión para adoptar tecnologías más sostenibles, el futuro de las relaciones entre China y Alemania podría redefinir los equilibrios en la industria automotriz europea. El próximo año se presenta como un periodo decisivo para determinar si prevalecerá la colaboración o la competencia entre estas potencias.