La alemana Roboyo se vuelca en su internacionalización y desembarca en España

La empresa alemana Roboyo, especializada en servicios de inteligencia digital, pisa el acelerador de su internacionalización y toma forma en el mercado español con la constitución de su propia filial. Desde el pasado julio, el grupo cofundado por Nicolas Hess, Sven Manutiu y Christian Voigt opera en el país con unas oficinas propias en Barcelona. Hasta entonces, la compañía, con sede en Núremberg, contaba con otras oficinas en Múnich. 

Roboyo cuenta con domicilio en el número 1 de la calle Conde de Aranda de Madrid, tal y como consta en el Registro Mercantil. La filial española inició su actividad el pasado 17 de julio con un capital social inicial de 3.000 euros. Monica Glodeanu, que ejerce como administradora única de la subsidiaria, es la directora general del negocio de la tecnológica en España.

¿Por qué el mercado español como primer destino europeo? "Consideramos que el mercado de la automatización robótica de procesos está todavía en fase de desarrollo en España y hemos visto en Barcelona la ciudad cosmopolita en la que asentarnos", ha explicado Glodeanu a Kippel01. La filial se encuentra actualmente en fase de selección de personal y esperan contar con diez o quince personas para finales de año.

Roboyo trabaja con empresas que quieren automatizar sus procesos laborales mediante inteligencia artificial

La empresa, que facturó más de un millón de euros el pasado año, operará desde Barcelona tanto a nivel nacional como continental. Según la directiva, "tenemos proyectos en varios países de Europa y antes de Navidad vamos a abrir una oficina en Estados Unidos".

Entre sus servicios, Roboyo ofrece la automatización robótica de procesos aplicada a tareas comerciales. Se trata de un software que utiliza la interfaz de usuario como si de un trabajador más se tratara para ejecutar procesos estructurados. Asimismo, la asistencia robótica personal es otro de los servicios de Roboyo, en este caso como apoyo para los empleados inexpertos en un lugar de trabajo.

La tecnológica alemana fue fundada en 2015 por Nicolas Hess, ex consultor en Deloitte Suiza; Sven Manutiu, que trabajó como ejecutivo de cuentas en T-Systems en Fráncfort del Meno (Alemania) , y Christian Voigt, ex consultor en Deloitte Suiza y ex analista en Hewlett-Packard en Dublín (Irlanda).

España, un jardín en el que plantar tecnología robótica

Roboyo no ha sido la única compañía europea dedicada a la robótica que aterriza en España este año. El pasado octubre, la británica Shadow Robot, una de las mayores empresas de robótica de Reino Unido especializada en el desarrollo de manos para robots, aterrizó en el mercado español y constituyó su primera filial en el país.

En el caso de Shadow Robot, la compañía tomó la decisión de deslocalizar parte de su producción en pleno estallido del Brexit. Rich Waker, director general de la empresa, consideró que resultaba “vital” para la compañía contar con una segunda base en Europa. Además, la tecnológica se vio estimulada por la presencia de RoboCity 2030, un consorcio financiado por la Comunidad de Madrid y los Fondos Estructurales de la Unión Europea que promueve la investigación en la industria robótica y cuenta con más de veinte socios.

La inteligencia artificial, motor de la economía

La inteligencia artificial es una tecnología que coge cada vez más envergadura. Según el último informe Sizing the prize. What is the real value of AI for your business and how can you capitalize, elaborado por la consultoría PwC, la aplicación de la inteligencia artificial en los modelos de negocio actuales provocará un aumento adicional del 11,5% del Producto Interior Bruto (PIB) en los países del sur de Europa hasta 2030. En este aspecto, países como España, Portugal, Italia y Francia percibirán una mejora en sus economías gracias a la aplicación de esta ciencia.

En esta línea, la inteligencia artificial ha alcanzado una velocidad de crucero en cuanto a innovación y transformación digital de las empresas. Los algoritmos que conforman esta tecnología son capaces de identificar patrones cada vez más complejos y para lograrlo se apoyan en otras ciencias como el aprendizaje automático, del que tanto ha hablado Google este año, el big data y el cloud computing.