Objetivo Marte: SpaceX, Bezos y el capital privado adelantan a los gobiernos en un mercado de 350.000 millones
Los proyectos realizados por la nueva generación de multimillonarios están acelerando la industria espacial. Se trata de un sector que aspira a alcanzar un valor de hasta 2,7 billones de dólares en los próximos treinta años.
El ser humano pisará Marte en la próxima década. Ese es, al menos, el objetivo de Elon Musk, fundador y consejero delegado de SpaceX, una de las empresas privadas más importantes del mundo en el ámbito del transporte aeroespacial. El también mandamás de Tesla forma parte del selecto grupo de multimillonarios que ambicionan colonizar el planeta rojo y que, a golpe de chequera, han adelantado a los gobiernos en la nueva carrera espacial.
En los últimos años, las empresas privadas han tomado el relevo y han invertido en tecnología e innovación. El tamaño de la industria espacial se está incrementando y aspira a alcanzar un valor de al menos 2,7 billones de dólares (2,2 billones de euros) durante las próximas tres décadas, según Bank of America. La entidad sitúa el valor del mercado espacial actual en alrededor de 350.000 millones de dólares (293.046 millones de euros).
SpaceX ha dado los primeros grandes pasos para acercar esa realidad. El pasado febrero, la empresa estadounidense marcó un hito al lanzar al espacio el Falcon Heavy, el cohete más potente del mundo en activo y con capacidad para transportar 64 toneladas. Ni Estados Unidos, ni Rusia, ni ninguna otra potencia lideraron la misión.
SpaceX ha invertido más de 500 millones de dólares en el programa Falcon
La compañía puso en órbita el Falcon Heavy, dividió la cápsula principal en tres cohetes y aterrizó dos de ellos en perfecta sincronización (el tercero se estrelló en el océano). Previamente, Musk había señalado que la misión tenía un 66% de posibilidades de tener éxito y fue tachado de optimista. Aterrizar dos cohetes en buen estado se consideró toda una hazaña, sobre todo porque ello permitía a la empresa reutilizar parte de los mismos de cara al futuro.
Esa es precisamente la gran ventaja con la que juegan los grupos de capital privado para ser competitivos en la construcción de cohetes. SpaceX aseguró que el Falcon Heavy costó 90 millones de dólares (75,4 millones de euros), lo que supone una cuarta parte de lo que hay que pagar por el Delta IV Heavy de la empresa United Launch Alliance. Se trata de una lucha constante por rebajar costes y optimizar materiales.
United Launch Alliance fue fundada conjuntamente por las ramas espaciales de Lockheed Martin y Boeing en 2006. La compañía gestiona lanzamientos gubernamentales, militares y comerciales para la Nasa y el Departamento de Defensa de Estados Unidos, así como otras empresas privadas. Jeff Bezos, máximo responsable de Amazon, también se encuentra detrás de una de las compañías más relevantes de este sector: Blue Origin.
Blue Origin está haciendo hincapié en llevar turistas al espacio, una meta que parece cada vez más factible tras haber logrado a finales de abril la altitud operacional de 107 kilómetros en el octavo vuelo de prueba de su cohete New Shepard. La empresa está compitiendo en este campo contra Virgin Galactic, propiedad de Virgin Group, con Richard Branson al frente. Otras compañías de este tipo son Arianespace, Planet Labs y Rocket Lab.
¿Cómo se financian las empresas privadas?
SpaceX ha invertido más de 500 millones de dólares (418,6 millones de euros) en el programa Falcon que, tal y como llegó a confesar Musk, ha estado a punto de cancelarse hasta en tres ocasiones. Para financiar semejante proyecto, este tipo de empresas pujan por contratos para, por ejemplo, lanzar satélites de telecomunicaciones al espacio e incluso venden sus naves a las agencias espaciales.
A principios de mayo, la Nasa lanzó una sonda interplanetaria con el nombre de Insight en dirección a Marte a bordo de un vehículo Atlas V, propiedad de United Launch Alliance. Un mes y medio antes, la Fuerza Aérea de Estados Unidos otorgó un total de 640 millones de dólares (535,8 millones de euros) en contratos de lanzamiento de satélites tanto a dicha compañía como a SpaceX.
Estados Unidos estudia privatizar la Estación Espacial Internacional
La empresa de Elon Musk ganó un contrato de 290 millones de dólares (242,8 millones de euros) para lanzar tres satélites GPS para la Fuerza Aérea de cara a finales de 2020, mientras que United Launch Alliance se adjudicó uno de 351 millones de dólares (294 millones de euros). A través de este tipo de programas, las compañías optimizan sus operaciones para desarrollar cohetes de bajo coste.
En ese aspecto, el ser humano realizará más avances en este terreno en los próximos treinta años que en toda la historia de la humanidad. Con el paso del tiempo, los costes para el desarrollo de la tecnología necesaria para ir al espacio irán reduciéndose, lo que aumentará las oportunidades de llevar a cabo nuevas misiones.
Nasa ‘da largas’ para ir a Marte
Mientras la nueva generación de multimillonarios invierte en la carrera para enviar misiones tripuladas a Marte durante la próxima década, agencias espaciales como la Nasa posponen ese sueño para después de 2030. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmó el año pasado un presupuesto de 19.500 millones de dólares (16.324 millones de euros) para la Nasa de cara al último año fiscal.
Para hacer realidad la misión marciana, que la agencia ha catalogado como técnicamente inviable en la actualidad, el Ejecutivo estadounidense contempla privatizar la Estación Espacial Internacional (ISS), de acuerdo con The Washington Post. Los planes de Estados Unidos pasan por dejar de financiar dicho laboratorio para 2024 para priorizar los viajes al espacio profundo.
Atrás quedaron los años de las misiones Apolo, para las que Estados Unidos destinaba entre el 3% y el 4% del Producto Interior Bruto (PIB) del país. Hasta la fecha, sólo doce personas han conseguido pisar la superficie lunar, en un total de seis misiones del proyecto. El primer alunizaje lo protagonizaron Neil Armstrong y Buzz Aldrin en julio de 1969. La última misión tripulada de la Nasa en la Luna fue en diciembre de 1972.