Uber llega a la primera base en España con su servicio de bicis y patinetes: Jump abre filial en el país
La compañía estadounidense adquirió el servicio de bicicletas y patinetes eléctricos compartidos el pasado abril y, pocos meses después, lo introdujo en Alemania con la voluntad de extenderlo a otros países europeos.
Uber tantea el mercado español como próximo destino para las bicicletas y patinetes eléctricos de Jump. En un momento en el que empresas como Lime, Wind, Voi o Bird se disputan las calles de las principales ciudades españolas, la compañía estadounidense ha dado un primer paso en la implementación europea de este servicio con la apertura de una filial de Jump en el país.
Uber actúa como administrador único de la filial Jump Bicycles Spain, que inició operaciones el pasado octubre. Su objeto social incluye “facilitar y suscribir contratos en relación con el alquiler de bicicletas eléctricas y productos relacionados, la importación y exportación de bicicletas y otros productos relacionados, brindar servicios de mantenimiento técnico así como servicios de márketing y de soporte”, según consta en el Registro Mercantil.
El capital social de la subsidiaria española de Jump es de 750.000 euros y su socio único es Jump Bicycles Holding, sociedad domiciliada en Holanda. La apertura de esta filial se enmarcaría en la estrategia de expansión europea de Uber, que el pasado abril selló la compra de Jump.
La compra de Jump se enmarca en la estrategia de Uber de reducir su dependencia de los coches
Pocos meses después de la adquisición, Dara Khosrowshahi, consejero delegado de Uber, aseguró que su equipo estaba trabajando en llevar las bicicletas y patinetes eléctricos de Jump a Berlín (Alemania) y que su objetivo pasaba por lanzar este servicio en otras ciudades europeas. De momento, no hay ningún servicio operativo.
“Estamos trabajando para integrar más opciones de movilidad en la app de Uber -ha explicado un portavoz oficial de Uber a Kippel01-; queremos hacerlo bien, trabajando de la mano de las administraciones y agentes locales para convertirnos en un socio a largo plazo de todas las ciudades en las que estamos presentes”.
Las calles de las principales ciudades de España se han llenado de patinetes eléctricos en los últimos meses, con actores internacionales como la sueca Voi o la estadounidense Lime. Ciudades como Madrid ya han tomado cartas en el asunto con la nueva ordenanza de movilidad.
Uber ya está presente en España con sus servicios de coche y de reparto de comida a domicilio (Uber Eats) desde hace un tiempo. Ahora, la empresa estadounidense está trabajando para reducir su dependencia de los coches, una línea de negocio más conflictiva debido a las diferentes regulaciones de cada país y que, en España, se ha complicado tras la aprobación del Real Decreto Ley que limita la actividad de los VTC (su cliente principal).
El pasado agosto, Khosrowshahi aseguraba en una entrevista con Financial Times que el objetivo de Uber es construir una “plataforma urbana de movilidad”, una estrategia que se veía reforzada por la inclusión de bicicletas y patinetes eléctricos. Para el directivo, la ganancia por cada trayecto de este tipo de vehículos es menor que la de los coches, pero puede quedar compensada por un mayor número de usuarios y una mayor recurrencia.
El objetivo es, según Khosrowshahi, demostrar que Uber puede ofrecer múltiples servicios. Recientemente, la empresa aseguró que estaba trabajando en el desarrollo de una nueva división, llamada Uber Works, mediante la que cual prevé ofrecer un modelo de contratación on demand para eventos y funciones corporativas, como camareros o guardias de seguridad.
Y todo esto, ¿para qué? Para convencer a los inversores en su próximo salto a bolsa, que previsiblemente se producirá durante el primer semestre del próximo año y que precederá a la de su principal rival, Lyft. A mediados de octubre, Uber ya había recibido las primeras propuestas por parte de las entidades de cara a su oferta pública de venta (OPV), que valoraban a la empresa en alrededor de 120.000 millones de dólares (105.753 millones de euros).
La empresa prevé dar el salto a bolsa en el primer semestre de 2019, antes que su rival Lyft
En el tercer trimestre, Uber registró unas pérdidas de más de mil millones de dólares, lo que supone una reducción del 27% frente al mismo periodo del año anterior. Las pérdidas ajustadas antes de intereses, impuestos, depreciaciones y amortizaciones fueron de 592 millones de dólares (521,7 millones de euros).
Entre julio y septiembre, los ingresos de la compañía estadounidense crecieron un 38%, hasta 2.950 millones de dólares (2.599,7 millones de euros), mientras que el volumen canalizado a través de la plataforma ascendió a 12.700 millones de dólares (11.192,2 millones de euros), un 41% más en relación al tercer trimestre de 2017.