Wallapop y Airbnb ganan terreno en España con el factor precio como ‘arma’ de seducción
Las plataformas de economía colaborativa y on demand han incrementado su penetración entre el usuario español, especialmente los servicios de alojamiento como Airbnb, de compraventa de productos de segunda mano como Wallapop, o transporte, como Uber o Cabify.
Dormir en casa de un particular, compartir trayecto desde Madrid hasta Granada o comprar un coche de segunda mano en dos minutos y a través de una aplicación móvil nunca había sido tan fácil. La tecnología ha democratizado muchos servicios que, pese a estar a un golpe de click y al alcance de todos, aún tienen un largo recorrido en España.
Airbnb, Wallapop, Blablacar, Amovens o Uber, entre muchas otras, son las compañías que se encuentran detrás de este tipo de servicios, que en los últimos años se han visto reagrupados bajo el concepto de economía colaborativa y on demand.
Según la definición de Adigital, se trata de “modelos de consumo y provisión de servicios que se basan en la intermediación entre la oferta y la demanda generada en relaciones entre iguales (P2P o B2B) o de particular a profesional a través de plataformas digitales que no prestan el servicio subyacente”. En el caso de la economía bajo demanda, esta implica sí o sí una “relación comercial” entre los usuarios.
Empresas como Airbnb o Uber llevan varios años operando en España, aunque su penetración es difícil de contabilizar. Los últimos datos del Panel de hogares de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (Cnmc), no obstante, arrojan luz sobre la evolución de estas compañías, que fueron utilizadas por más de un tercio de los internautas en el primer semestre de 2017.
La compraventa de segunda mano reina en España
Plataformas como Wallapop llevan la batuta de la compraventa de productos de segunda mano en España. Según la Cnmc, el 13,2% de los usuarios que se conectan a Internet cada semana ha realizado más de una transacción anual a través de una aplicación similar, mientras que el 9,7% ha comprado o alquilado un artículo de segunda mano una vez al año y un 1,8% asegura que lo utiliza una vez a la semana como mínimo.
Este es uno de los servicios de la economía colaborativa con mayor aceptación en España. Si bien el 68,9% de los internautas asegura no usar este tipo de aplicaciones, el porcentaje se reduce año a año: en el primer semestre de 2016, la tasa de personas que no acudían a estas aplicaciones era del 70,8%.
Se lleva la plata el servicio de alojamiento entre particulares, terreno en el que Airbnb domina en España. Tal y como se desprende de los datos de la Cnmc, el 4,3% de los internautas apuesta por estos servicios en más de una ocasión cada año, y un 6,4% se aloja en establecimientos de este tipo una vez al año.
Por el contrario, el 87% de los individuos que usan Internet de forma semanal se reafirma en que no se aloja en habitaciones o viviendas de particulares, una décima porcentual menos que las personas que negaban usar estos servicios en 2016.
Con una menor penetración se encuentran plataformas de viajes compartidos, como Blablacar o Amovens, que son utilizadas más de una vez al año por el 2,9% de los internautas; o compañías como Uber o Cabify, que ofertan desplazamientos en coche con chófer por la ciudad y que son usadas por estos en más de una ocasión por el 1,4%.
¿Cuál es el poder de seducción de la economía colaborativa y ‘on demand’?
A la hora por decidirse entre una inmobiliaria tradicional o la plataforma de Airbnb, el usuario español se deja guiar por el precio del servicio. Para más de la mitad de los usuarios que utilizan Internet una vez a la semana, como mínimo, los servicios de Airbnb, Wallapop, Uber o Blablacar cuentan con un precio “más ventajoso” frente a los operadores tradicionales.
En segundo lugar, los clientes españoles destacan la posibilidad de contratar este tipo de servicios según sus propios horarios; a la vez que subrayan que la solicitud de estos servicios en las plataformas de economía colaborativa y on demand es “más cómoda y ágil que los servicios tradicionales”.
Es especialmente relevante el dato de las plataformas que permiten desplazarse en un coche con conductor por la ciudad, servicio que lleva la firma de Uber y Cabify en España. Un 58,4% de los usuarios considera que el precio de estos servicios es más ventajoso que el de un servicio tradicional, como pueda ser un taxi, y el 26,2% asegura que la calidad de servicio es mayor frente a los operadores tradicionales. En el primer semestre del año anterior, sólo un 12,3% consideraba que estas plataformas ofrecían un mejor servicio que el taxi.
Destaca también el cambio en la percepción de los usuarios españoles en relación a las plataformas que facilitan trayectos en coche compartidos, como Blablacar o Amovens. A la par que la idea de que el precio sea más ventajoso que otros servicios se ha ido debilitando (en la actualidad solo lo piense un 55,3% frente al 69,2% del año anterior), también lo han hecho el resto de variables: la calidad no es tan alta, no se ajusta tanto a las necesidades y horarios de los usuarios y no es tan sostenible con el medioambiente.
Pese a ello, el 37,8% de los clientes de este tipo de plataformas asegura sentirse satisfecho con el servicio. En el caso de las empresas de alojamiento en casas de particulares, el porcentaje de satisfacción es del 63%, tres décimas más que el año anterior; mientras que la tasa de clientes de los servicios de transporte con chófer se ha duplicado de un año a otro, situándose en el 47% en el primer semestre de 2017.
Dormir en Airbnb sí, ofertar la casa ya se verá…
A la par que las plataformas de economía colaborativa y on demand han ido ganando adeptos en el mercado español en el último año, la tasa de españoles que han ejercido como ofertantes en este tipo de plataformas se ha contraído en los seis primeros meses de 2017.
Ha decaído con especial fuerza el número de personas que no comparten plazas libres en sus coches, pasando del 89,4% en el primer semestre de 2016 al 91,6% en el mismo periodo de 2017. Con las plataformas tipo Airbnb ha ocurrido algo similar: la tasa de gente que no aloja huéspedes en su vivienda ha crecido del 90% al 92,3%. Políticas sancionadoras como las del Ayuntamiento de Barcelona o del Govern Balear han echado atrás a muchos particulares que ofertaban sus propiedades en este tipo de plataformas.