Biden deja un legado presidencial marcado por logros y desafíos

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Biden deja un legado presidencial marcado por logros y desafíos

La presidencia de Joe Biden se despide con logros significativos y desafíos persistentes, dejando un legado incierto en medio de la polarización y la crisis económica.

Descripción

Cuando Joe Biden asumió la presidencia hace cuatro años, colgó un retrato de Franklin Delano Roosevelt en el Despacho Oval, simbolizando sus aspiraciones de transformar el gobierno y la economía de Estados Unidos. Su llegada al poder se produjo en medio de una histórica pandemia del covid-19 y un fuerte descontento social, en un contexto que contrastaba drásticamente con la administración de Donald Trump, de quien Biden prometió distanciarse en busca de la normalidad.

Sin embargo, el legado de Biden se presenta como incierto, marcado por logros y fracasos. Durante su mandato, se destacó la exitosa campaña de vacunación contra el covid-19, la creación de más de 16 millones de empleos y la aprobación de legislación histórica en infraestructura por un billón de dólares. Aun así, su presidencia también ha estado marcada por la mayor inflación en 40 años, atribuida en parte a los estímulos pandémicos y al aumento acumulado de precios del 20% durante su mandato.

Uno de los momentos más controvertidos de su presidencia fue el final de la guerra más larga de Estados Unidos, con una salida caótica de Afganistán que afectó negativamente su aprobación. Además, Biden logró reposicionar a su país en el ámbito del multilateralismo y brindó apoyo a Ucrania frente a la invasión rusa, aunque su respaldo empieza a erosionarse entre la población, especialmente entre los votantes republicanos.

Al cierre de su mandato, en su discurso de despedida, Biden subrayó que había dejado un país “más fuerte, más próspero y más seguro” en comparación con hace cuatro años. Hizo hincapié en logros como el éxito en la vacunación y la mejora de la economía, aunque la percepción del descontento social y la crisis de la inflación persisten. Resaltó también medidas para limitar el precio de medicamentos y la creación de nuevas pequeñas empresas, destacando su legado en infraestructura y la lucha contra el cambio climático.

Sin embargo, muchos de estos logros están acompañados de desafíos que Biden no pudo abordar satisfactoriamente. La polarización social se acentuó durante su mandato, con crecientes tensiones sobre el uso de mandatos de salud pública y la inmigración, que durante su presidencia alcanzó cifras récord de cruces ilegales. La decisión de abandonar algunos de sus planes más ambiciosos ha dejado una herencia marcada por la incertidumbre.

La crisis en la Franja de Gaza y su apoyo a Israel también han sido temas polémicos, afectando su imagen entre ciertos sectores de su partido. A lo largo de su presidencia, Biden enfrentó una transición difícil de liderazgo, dejando un legado cuestionado por su insistencia en continuar siendo candidato, incluso ante críticas sobre su edad. Este desgaste político lo ha llevado a despedirse con el nivel de aprobación más bajo desde Jimmy Carter, con menos del 37% según las encuestas.

A sus 82 años, Biden deja la Casa Blanca sin tiempo para construir una narrativa trascendental postpresidencial, enfrentándose a críticas por decisiones tomadas en su mandato y por su falta de autocrítica. Expertos han señalado que esta gestión, aunque marcada por importantes logros en varios frentes, ha quedado empañada por la percepción de una política centrada más en el ego que en el servicio público, un contraste con las aspiraciones iniciales de un Biden que prometía ser un “puente” hacia nuevas generaciones de líderes demócratas.