China responde con aranceles selectivos a la ofensiva de Donald Trump
China ha comenzado a implementar aranceles selectivos en respuesta a las medidas de Donald Trump, intensificando las tensiones comerciales entre ambas potencias.
China ha comenzado a responder ante los aranceles impuestos por Donald Trump a las importaciones chinas, que afectan en gran medida al crudo, la maquinaria agrícola, los vehículos, el gas natural licuado y el carbón. Los nuevos aranceles, que entraron en vigor este martes, incluyen un 10% para el crudo y otros productos estadounidenses, y un 15% para el gas natural licuado y el carbón. Sin embargo, estas medidas no se implementarán hasta el próximo lunes, lo que abre una ventana de negociación entre Trump y Xi Jinping, programada para esta misma semana.
A pesar de la rivalidad geoestratégica entre ambas naciones, el impacto de las contramedidas chinas es relativamente moderado en comparación con los aranceles estadounidenses, que afectan importaciones por un valor de 400.000 millones de dólares. Se estima que los aranceles impuestos por China afectarán a unos 80 productos estadounidenses, valorados en 14.000 millones de dólares. Según Bert Hofman, exfuncionario del Banco Mundial, esta respuesta "relativamente limitada" podría ser un intento de China de mantener sus opciones abiertas.
Las restricciones de EE. UU. a las importaciones chinas han llevado a China a elevar sus quejas a la Organización Mundial del Comercio, en las que argumenta que los aranceles socavan la cooperación económica y afectan la estabilidad de las cadenas de suministro. El Ministerio de Comercio de China ha indicado que estas medidas perjudican gravemente el sistema comercial internacional basado en reglas.
Mientras tanto, Pekín también ha iniciado una investigación antimonopolio contra Google, lo que puede afectar aún más las relaciones comerciales entre ambas potencias. A pesar de que Google está censurado en China, mantiene vínculos comerciales con empresas locales que utilizan su sistema operativo Android.
El eventual diálogo entre Trump y Xi será crucial para determinar el futuro de las relaciones económicas entre Estados Unidos y China, en un contexto de creciente competencia y tensión. Ambos países deberán encontrar una solución que permita mejorar la cooperación y estabilizar las cadenas de suministro globales para evitar un daño significativo a sus economías.