Donald Trump quiere quitar el crédito fiscal de $7,500 para coches eléctricos
La nueva administración propone cambios drásticos en las políticas de movilidad ligera, incluyendo la posible eliminación del crédito fiscal para vehículos eléctricos, generando preocupación en la industria y consumidores.
El equipo de transición de la administración entrante está preparando una serie de cambios radicales en las políticas de movilidad ligera, lo que podría marcar un giro significativo respecto a las iniciativas implementadas por el presidente Biden en materia de vehículos eléctricos. Los recientes informes sugieren que se está considerando la eliminación del crédito fiscal de $7,500 para la compra de autos eléctricos, una medida que encarecería considerablemente estas adquisiciones y podría perjudicar a las clases populares que dependen de este incentivo para acceder a vehículos eléctricos.
Las automotrices que han realizado grandes inversiones en infraestructura para vehículos eléctricos se enfrentarían también a serios problemas si la producción de estos modelos no logra venderse. Esto podría resultar en despidos masivos y poner en riesgo los empleos en el sector. La eliminación del crédito fiscal se suma a la posibilidad de imponer aranceles a los materiales de baterías provenientes del extranjero, lo que incrementaría el costo de producción de los vehículos eléctricos y afectaría su competitividad en el mercado.
Por otro lado, se ha puesto sobre la mesa la revocación de los estándares de ahorro de combustible establecidos anteriormente, lo que podría permitir un aumento del 25% en las emisiones de gases contaminantes. Esta reducción en las regulaciones ambientales podría tener consecuencias negativas para el medio ambiente y contribuir al retroceso en la lucha contra el cambio climático.
Los cambios propuestos implican, en esencia, un desmantelamiento de la dirección que había tomado el país bajo la administración Biden en torno a la electrificación del transporte. La incertidumbre que rodea estos desarrollos está generando preocupación tanto entre los consumidores como en la industria automotriz, que podría ver alteradas sus proyecciones de crecimiento y adaptación a un futuro más ecológico.