Goldman Sachs reduce sus proyecciones de crecimiento del PIB de la Eurozona
Los analistas han reducido sus proyecciones de crecimiento para el PIB de la Eurozona, condicionadas por tensiones comerciales y la incertidumbre económica global.
Los analistas han ajustado sus expectativas para el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) de la Eurozona, estimando un incremento del 1% para 2025, una notable disminución respecto a la proyección anterior del 1.1%. Además, se espera que el crecimiento continúe en 2026, alcanzando un 1.2%. En el caso de Alemania, la situación es más preocupante, con economistas pronosticando un crecimiento de solo 0.4% en 2025 y 1% en 2026, lo que representa un descenso de 0.3 puntos porcentuales anuales. Asimismo, las expectativas de crecimiento en Francia se han visto reducidas, mientras que en España, la tendencia apunta a un crecimiento algo más acelerado.
Goldman Sachs ha realizado ajustes a la baja en sus pronósticos, reduciendo la estimación de crecimiento del PIB de la Eurozona para 2025 al 0.8% desde el 1.1%, y para 2026 bajando a 1% desde el 1.1%. Estos cambios se producen en un contexto de creciente inquietud por posibles tensiones comerciales derivadas de un posible regreso de Donald Trump a la presidencia de EE. UU., lo que podría impactar negativamente en la confianza de los empresarios europeos y aumentar el riesgo geopolítico.
Por otro lado, el Banco Central Europeo (BCE) también ha revisado sus expectativas, recortando pronósticos de crecimiento e inflación. A pesar del pesimismo actual, algunos economistas sugieren que podría haber una mejora a mediano plazo, siempre que la confianza de los consumidores logre recuperarse. Philip Lane, economista en jefe del BCE, indicó que existen razones sólidas para anticipar una recuperación económica tanto en 2025 como en 2026, aunque reconoció que la incertidumbre actual podría ralentizar el consumo.
En cuanto a la inflación, se prevé que alcance el 2% en el segundo trimestre de 2025, con una posterior reducción a 1.9% en 2026. La inflación subyacente, considerada una de las principales preocupaciones para el BCE, también se proyecta a la baja, alcanzando el 2% para el tercer trimestre de 2025. Estas cifras reflejan un entorno económico complejo, donde la interacción entre el crecimiento, la inflación y la confianza empresarial jugará un papel crucial en la estabilidad futura de la Eurozona.