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Moody's rebaja el rating de Francia a Aa3 en medio de crisis política

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Moody's rebaja el rating de Francia a Aa3 en medio de crisis política

Moody's rebaja la calificación de Francia a Aa3, citando la fragmentación política y preocupaciones sobre la creciente deuda y déficit fiscal del país.

Descripción

La agencia de calificación Moody's ha reducido el rating de Francia a Aa3 con perspectiva estable, citando la fragmentación política como un factor crucial que debilitará las finanzas públicas del país. Esta decisión se produce tras varios meses de crisis política, que culminaron con el nombramiento de François Bayrou como nuevo primer ministro por el presidente Emmanuel Macron.

Moody's argumentó que la fragmentación política limitará significativamente la capacidad de Francia para abordar sus crecientes déficits. La agencia de calificación advirtió que la situación actual incrementa el riesgo de un “ciclo negativo” entre mayores déficits, un aumento en la deuda y superiores costos de financiamiento.

Francia enfrenta un déficit fiscal del 6.1% del PIB, que es el doble de la media en la zona euro, y una deuda pública que supera los 3.2 billones de euros, lo que representa más del 112% del PIB del país. Los pagos de intereses de la deuda alcanzarán aproximadamente 60 mil millones de euros, superando incluso el presupuesto militar de Francia. La elevada necesidad de financiamiento del país sigue creciendo, a pesar de las preocupaciones de los inversores sobre su capacidad crediticia.

La nominación de Bayrou, quien se convierte en el cuarto primer ministro en un año, conlleva el desafío de formar un gabinete capaz de sobrevivir a un posible voto de desconfianza en un parlamento fragmentado, así como la tarea de presentar un presupuesto para 2025 que ayude a estabilizar la economía. Sin embargo, Moody's indica que hay escasas expectativas de que el nuevo gobierno logre reducir de manera sostenible el déficit presupuestario en el futuro cercano.

En su primer discurso, Bayrou enfatizó que reducir el déficit es un “deber moral”, describiendo la situación fiscal de Francia como un problema que despierta preocupaciones éticas. El nuevo primer ministro se enfrenta a grandes retos para revertir la tendencia de gastos descontrolados que han caracterizado al gobierno de Macron desde la crisis provocada por la pandemia de COVID-19.