Por qué desacelera la economía mundial, según el FMI
En la última edición del informe sobre perspectivas globales, el organismo alerta de peligros para las economías maduras como la ralentización en el aumento de la mano de obra por el envejecimiento poblacional o el fin de los estímulos fiscales en Estados Unidos.
Un escenario económico mundial “desafiante”. Así de tajante se mostró la semana pasada Christine Lagarde, directora del Fondo Monetario Internacional (FMI), en relación a las amenazas que afronta el crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) a escala global. El envejecimiento demográfico, el fin de las políticas de estímulo fiscal y la desaceleración de la inversión son algunas de las sombras que planean sobre el futuro de las economías avanzadas.
En la última edición del informe Perspectiva Económica Mundial, el FMI revisó a la baja las previsiones de crecimiento mundiales y de las principales economías globales. En su intervención de la semana pasada, Lagarde habló de “aguas agitadas” en la economía mundial, al tiempo que animó a los distintos bancos centrales a seguir construyendo barreras fiscales y monetarias para los riesgos del futuro. “Es tiempo de abrocharse el cinturón […] No es el momento adecuado para decir ‘okey, vamos a relajarnos y ralentizar las reformas’ ”, dijo Lagarde tras las reuniones entre el FMI y el Banco Mundial en Bali (Indonesia).
El FMI estima que el crecimiento tanto de las economías emergentes como de las maduras se ralentizará en los próximos años, especialmente para las últimas. El bloque de los países desarrollados crecerá un 2,4% en 2018 y un 2,1% en 2019. En 2023, el avance aminorará hasta el 1,5%, según los últimos pronósticos.
El FMI alerta desde el año pasado de las crecientes amenazas que se ciernen sobre el crecimiento económico global
El organismo arguye varias razones para justificar el menor empuje económico de las economías avanzadas. En primer lugar, el FMI alerta de la ralentización del crecimiento de la mano de obras en estos países fruto del envejecimiento demográfico, que no podrá ser compensada por el leve incremento de la productividad previsto en los próximos años.
En paralelo, la política fiscal expansiva que ha caracterizado la economía de muchos países desarrollados, con Estados Unidos como máximo exponente, se mantiene en 2018 pero tiende a relajarse de forma paulatina a partir de 2020, “cuando se espera que el ciclo de ajuste monetario alcance su punto álgido”, según el FMI. Esto provocará que el crecimiento de la economía estadounidense se ralentice a partir de entonces.
El fin de la política de estímulos fiscales en EEUU es otro de los factores que repercutirá negativamente en el crecimiento
Emergentes, la brecha salarial continúa
Para el bloque de las economías emergentes, el FMI también prevé que el aumento del PIB pierda fuelle en los próximos años, aunque se trata de una moderación mucho más modesta que en el caso de los países desarrollados. El organismo estima que, del crecimiento del 6,5% previsto para este año, la economía del bloque emergente avance un 6,3% en 2019 y un 6,1% en 2023.
Pese a su menor exposición a factores como la desaceleración de la inversión, el FMI sí alerta de otros riesgos para su crecimiento. En concreto, el organismo vislumbra unas perspectivas “más débiles que en el pasado” para que los países en vías de desarrollo reduzcan la brecha salarios existente con las economías avanzadas. El FMI sostiene que unos 45 mercados emergentes y economías en desarrollo representan sólo el 10% del PIB mundial en condiciones paritarias de poder adquisitivo.
Asimismo, el organismo dirigido por Lagarde apunta hacia un menor crecimiento en el precio de las commodities como el abaratamiento del petróleo por una mayor producción de Estados Unidos y de los países de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (Opep). Debido a esto, el FMI destaca las dificultades que afrontarán los exportadores de materias primas, en su mayoría países emergentes, por los menores ingresos derivados de estos bienes y servicios, por lo cual “requerirán una mayor diversificación de sus economías y una movilización de sus vías de ingresos no dependientes de las commodities para financiar su desarrollo”.
La brecha entre emergentes y maduros se agranda
En las previsiones del FMI para el año que viene y los siguientes muestra como la brecha de crecimiento entre las economías maduras y las emergentes se agrandará. En 2023, último año sobre el cual arroja previsiones, el organismo estima que los países avanzados eleven su PIB sólo un 1,5%, frente al alza prevista en el bloque emergente, del 6,1%.
La brecha, de 4,6 puntos porcentuales, será la mayor desde el arranque del nuevo milenio. Entre 2000 y 2009, las economías avanzadas crecieron un 1,8% interanual de media, frente a las alzas del 6,1% registradas por los emergentes en el mismo periodo. La brecha entre ambos bloques fue de 4,3 puntos porcentuales y, en 2018, la diferencia se situará en 3,7 puntos porcentuales.