El sector manufacturero de EE. UU. cae en diciembre a los 49,4 puntos y muestra cierto pesimismo
El sector manufacturero de EE. UU. cerró diciembre con pesimismo y un PMI de 49,4, reflejando reducciones en pedidos y producción, aunque el empleo mostró un ligero aumento.
El sector manufacturero de Estados Unidos experimentó un empeoramiento en su situación durante diciembre, cerrando el año "con una nota de pesimismo". Según el índice PMI publicado por S&P Global, la cifra cayó a 49,4 puntos, tres décimas por debajo del nivel registrado en noviembre, aunque superando las previsiones de consenso que esperaban 48,3 puntos.
El informe destaca que, tras haberse acercado a la estabilización en noviembre, diciembre trajo consigo una reducción más pronunciada en los nuevos pedidos. Esto provocó una aceleración en el descenso de la producción, lo que llevó a las empresas a reducir su actividad de compras y sus niveles de inventario. Así, se registró un sexto mes consecutivo de deterioro en la salud del sector manufacturero, con un empeoramiento más marcado al de noviembre, aunque en términos generales se mantuvo como un deterioro modesto.
Asimismo, la confianza empresarial experimentó una disminución en diciembre, después de haber mostrado un ligero aumento en noviembre. En un aspecto positivo, el empleo dentro del sector logró un aumento "modesto" por segundo mes consecutivo. Sin embargo, los fabricantes enfrentaron un aumento significativo en los costos de insumos, lo que les obligó a incrementar nuevamente sus precios de venta.
En el ámbito de los pedidos, los nuevos pedidos de exportación también se redujeron, siendo este descenso más notable que el observado en el total de nuevos negocios. Mercados, como los de Europa y Australia, evidencian una menor demanda hacia los productos manufacturados en Estados Unidos.
A pesar del pesimismo actual, muchas empresas consultadas por S&P Global anticipan un posible repunte en 2025, impulsados por expectativas de que una nueva administración implemente políticas que alivien regulaciones, reduzcan cargas impositivas y promuevan una mayor demanda de productos manufacturados a través de aranceles. Sin embargo, este optimismo ha disminuido ligeramente a medida que las compañías expresan preocupación por el incremento de los precios de los insumos y temen una nueva alza en la inflación, lo que se suma a las especulaciones de que los tipos de interés no experimentarán una reducción tan significativa como se pensaba anteriormente.