El uso moderado de videojuegos puede mejorar funciones cognitivas en los menores
El neurocientífico Diego Redolar destaca los beneficios de un uso moderado de videojuegos en niños, defendiendo un enfoque equilibrado y supervisado.
En un mundo donde el uso de pantallas y videojuegos es cada vez más frecuente, el doctor en Neurociencias Diego Redolar, director de la Unidad de Neuromodulación e Imagen en el Brain 360 Institute, defiende un enfoque que va más allá de la visión alarmista que considera perjudiciales todas las formas de entretenimiento digital. Según Redolar, un uso moderado de los videojuegos, especialmente a partir de los diez años, puede conllevar beneficios significativos para los niños.
“La afirmación de que todos los videojuegos son perjudiciales es reduccionista”, sostiene Redolar. Aunque reconoce que hay aspectos negativos -como el riesgo de adicción asociado a los videojuegos violentos que activan el núcleo accumbens, la misma área del cerebro que se ve afectada por drogas de abuso- también subraya la importancia de los efectos positivos que pueden tener los videojuegos en diversas funciones cognitivas. “Los videojuegos de acción pueden mejorar la atención, la memoria de trabajo y la orientación espacial”, explica el experto.
Es crucial, según Redolar, que los niños jueguen bajo la supervisión de un adulto, quien debe participar y controlar el tiempo y el contenido del juego. “A partir de los diez años, podemos considerar permitir el uso de videojuegos, siempre cuidando lo que el niño está jugando y limitando las horas de uso", propuso. Para un niño de esta edad, recomienda sesiones de 45 minutos durante el fin de semana, asegurando que haya tiempo para otras actividades.
La integración de la tecnología y los videojuegos en el contexto educativo es fundamental para preparar a los niños para un mundo cada vez más digital. Sin embargo, Redolar también enfatiza la importancia de equilibrar el uso de videojuegos con actividades al aire libre, la lectura y el deporte. “Cada actividad tiene su propio beneficio para diferentes funciones cognitivas”, señala.
En cuanto a niños con trastornos del desarrollo, como el autismo y la depresión, los videojuegos bien diseñados pueden ofrecer beneficios adicionales, mientras que aquellos con Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH) deben ser manejados con mayor precaución debido a la sensibilidad de su sistema de recompensa.
Redolar advierte que los cambios en el cerebro relacionados con la adicción a los videojuegos pueden ser permanentes, por lo que un enfoque gradual es esencial al tratar a un joven adicto. “Cortar el videojuego de forma brusca puede ser contraproducente. Es mejor hacerlo progresivamente”, recomienda.
Finalmente, Redolar prevé un futuro donde la tecnología no invasiva se integre aún más en nuestras vidas, con avances que posibilitarán interacciones más complejas entre los humanos y máquinas. “La tecnología ha venido para quedarse, y aquellos que no se adapten corren el riesgo de quedar atrás en la sociedad”, concluye.