Ferran Adrià (El Bulli Lab): “Estuvimos seis años sin web porque no sabíamos explicar lo que estábamos haciendo”

Dos años después del cierre del restaurante El Bulli en 2011, Ferran Adrià y varios de sus socios cogieron las riendas de un nuevo proyecto que rompiera con todo lo que habían hecho hasta ese momento y, a su vez, reconstruyera todas las piezas para darle el mayor sentido posible. De esta forma, El Bulli Lab se convirtió en 2014 en el nuevo centro de operaciones del chef, desde donde él y su equipo tenían claro que querían innovar. “Estuvimos seis años sin página web porque no sabíamos explicar lo que estábamos haciendo”, asegura el chef.

Este mes, Adrià estrenaba la página web de El Bulli Foundation, una fundación privada con la que el directivo financia sus nuevos proyectos y que le permite “tener libertad” para ser disruptor. “Durante veinte años fuimos disruptivos con pocos recursos”, recuerda. Esta vez, su objetivo ha pasado por llevar sus ideas a un nuevo estadio que combine los formatos físico y digital.

Como resultado, el chef ha aunado toda una enciclopedia sobre la historia de El Bulli, la cocina y la alimentación con la que pretende ofrecer un “proyecto académico” a “gente interesada”, ya que el antiguo jefe de cocina afirma que en El Bulli Lab “no queremos a millones de personas”.

“Ninguna empresa del sector gastronómico dedica tanto a investigación y desarrollo”, asegura el chef

Según Adrià, los 1.500 metros cuadrados de superficie de esta antigua fábrica textil de Barcelona no conforman un museo, sino que se trata de un “acelerador del talento creativo”. Para estimular esa creatividad, presenta la Bullipedia, una enciclopedia elaborada de la mano de Telefónica compuesta por 35 tomos con 600 páginas cada uno que permitirán a aquellos que quieran formarse en el sector gastronómico “comprender y auditar” lo que están haciendo. Y también la Bulligrafía, un archivo de 100.000 imágenes y más de 500 vídeos que todavía se encuentra “en la primera fase” de su archivo.

Este proyecto académico ha supuesto una inversión de diez millones de euros en los tres años y medio que lleva construyéndose. “Ninguna empresa de este sector dedica tanto a investigación y desarrollo (I+D)”, asegura el directivo en el marco del Creativity for Business Innovation Challenge organizado por Esade.

El objetivo de Adrià es que todo este material llegue “al mundo digital” y pueda ser consultado por Internet, algo que de momento se encuentra en “work in progress”. No obstante, el chef lamenta que “la pantalla no te deja apreciar los detalles”, algo que asegura se solventará con la realidad virtual.

El Bulli Lab se ha convertido, por tanto, en punto de encuentro de las ideas más artísticas e innovadoras que Ferran Adrià y su equipo han imaginado, pero también pretende ser un pozo de luz para todo aquel que quiera zambullirse en una historia que se remonta a los orígenes del ser humano: la de la comida.

Además del factor académico, El Bulli Lab también trabaja la experimentación y eso pasa por poner patas arriba los formatos establecidos. “El modelo del Bulli es que no hay modelo”, afirma Adrià. Y es que el chef quiere renovarse constantemente en la creación de un proyecto “complejo” y que ha tardado cinco años en conceptualizar.