Si tu consejo a tu yo de hace 10 años sería "compra Bitcoin", súmate ya al carro de la computación cuántica
Subirse temprano al tren de la computación cuántica podría ser la clave para no perderse la próxima gran revolución tecnológica.
El día en que te das cuenta de que, si pudieras volver atrás en el tiempo, tu único consejo sería: “Compra Bitcoin. Todos los que puedas. No importa a qué precio”. Es el día en que tienes que hacer una profunda reflexión. Ya sabes que no se puede cambiar el pasado (ni las decisiones que no tomaste), ni tan siquiera esperar a que Bitcoin vuelva a esos precios (o si). Solo queda una opción: identificar el próximo gran tren antes de que vuelva a pasar de largo. Y ese tren tiene nombre, aunque no tengas claro a dónde va ni cómo funciona: computación cuántica.
Porque ser techie no es solo saber programar o manejar las últimas tecnologías; es saber a qué carro subirse antes de que se convierta en jet privado. Primero fue Bitcoin. Si no lo compraste, probablemente hayas pasado años viendo cómo tus amigos más avispados llenaban sus carteras digitales mientras tú sigues decidiendo entre masa fina o pan pizza en tu noche de viernes. Luego vino la inteligencia artificial. Quizás llegaste tarde a eso también, abriendo tu cuenta de ChatGPT cuando ya todos habían automatizado sus vidas enteras y lo peor de todo, las carteras de tus amigos techies se han visto multiplicadas y la tuya no (o la mía repleta de $O, $BATS y $MO, apenas ha crecido un 30%). Ya que esto, también es una reflexión para mi mismo.
Ahora, la computación cuántica aparece en escena como el siguiente gran fenómeno que promete cambiarlo todo. Pero aquí viene lo divertido: no importa si sabes lo que es un qubit, si puedes explicar el entrelazamiento cuántico o si tienes claro cómo va a afectar la criptografía. Lo único que importa es que te subas al carro antes de que, una vez más, sea demasiado tarde.
Porque, seamos sinceros, la tecnología no se mueve solo por avances técnicos. Se mueve por FOMO. El miedo a quedarte fuera. Y ahora mismo, la computación cuántica es el nuevo Bitcoin para los techies que ya han aprendido a no mirar por encima del hombro cuando algo suena demasiado complicado. Si tu consejo a tu yo de hace 10 años es “compra Bitcoin”, tu consejo a tu yo actual debería ser: “haz algo con la computación cuántica… aunque sea posturear con ella”.
La clave está en aprender a hablar el idioma cuántico. Empieza a decir cosas como: “¿Sabías que los algoritmos cuánticos pronto harán obsoleta la criptografía tradicional?” o “Lo interesante no es solo la velocidad, sino la capacidad de procesar información de formas no lineales” o “En cinco años, el cambio que veremos en la industria será tan grande como el de la llegada de internet” o "Bitcoin va a valer 0 en cuanto tengamos computación cuántica".
¿Tienes idea de qué significa todo eso? No. Pero tampoco importa. Lo que importa es que otros lo escuchen y crean que tú eres de las personas que ya han entendido la “revolución cuántica”. Porque, como con Bitcoin, la mayoría no entendía nada, pero los que compraron temprano están ahora tomándose mojitos en alguna playa.
Ahora bien, ¿será esta revolución real? ¿O será una moda más, como tantas otras? Eso da igual. Lo importante es posicionarte. Si resulta ser la próxima gran cosa, podrás decir “yo ya lo veía venir”. Y si no lo es, siempre podrás afirmar que el mundo no estaba listo para tu visión.
Así que ahí lo tienes: si no quieres que tu yo de dentro de 10 años te mire con el mismo desprecio con el que miras ahora a tu yo de hace una década por no haber comprado Bitcoin, súmate ya al carro de la computación cuántica. Porque si algo hemos aprendido en los últimos años, es que a veces no se trata de entender el tren, sino de asegurarte de estar en él cuando arranque.