Google y sus ocho años de ‘smartphones’: de la competitividad del Nexus al lujo del Pixel
La historia de la compañía estadounidense en el segmento de la telefonía móvil se remonta a 2006 y a su alianza con HTC para fabricar un prototipo con Android. Ahora, la compañía se prepara para lanzar su décimo segundo dispositivo.
Es el dueño de Android, el sistema operativo para dispositivos móviles más utilizado del mundo, y cuenta con una de las familias de smartphones más competitivas en el segmento de la gama alta. Google, que nunca ha lanzado un superventas en el terreno de la telefonía móvil, ha puesto el foco en crear un efecto de marca similar al de Apple (exclusividad e innovación), pero para un público especializado. Pese a que el negocio de los móviles no es su core, el grupo quiere estar posicionado.
Hoy ha llegado el turno del Pixel 3 y el Pixel 3XL, dos nuevos productos que agrandan la familia de móviles que la empresa creó hace dos años en sustitución de Nexus. El modelo anterior, el Pixel 2XL, aterrizó en España a un precio de 959 euros (el Pixel 2 no pisó territorio español) y los rumores apuntan a que los nuevos terminales se situarán ligeramente por encima, en línea con los flagships de Apple y Samsung.
En ese sentido, Google lleva años situándose en el rango más alto de precios del mercado de smartphones, pero no siempre fue así. El grupo de Mountain View comenzó su andadura en este segmento a través de la familia de móviles Nexus, que ofrecía características de alta gama a un precio competitivo. Entonces, la compañía aplicaba una estrategia similar a la que realizan hoy en día fabricantes como OnePlus, o la que llevaba a cabo Xiaomi hasta no hace mucho, con una apuesta clara por la comercialización online.
Google creó la marca Nexus en 2010 para lanzar ‘smartphones’ de altas prestaciones a precios competitivos
El camino de Google en el mundo de la telefonía móvil comenzó en 2006, cuando el grupo se alió con la compañía taiwanesa HTC para fabricar un prototipo que sirviera para probar el recién nacido Android. En ese aspecto, el entonces bautizado como Google Sooner nunca se comercializó. Para Google, el negocio del software en el campo de los smartphones tenía todas las papeletas de funcionar, mientras que el de hardware no estaba tan claro.
No fue hasta 2010 cuando el gigante estadounidense decidió adentrarse de lleno en el mercado de los móviles con su propia enseña, Nexus. La compañía, que encargó la fabricación del primer dispositivo a HTC, lanzó el Nexus One aquel enero. Era un terminal con prestaciones de alta gama a un precio de 470 euros, lo que lo convertía en competidor directo del iPhone 4 (599 euros).
No obstante, las ventas entre uno y otro no tenían nada que ver entonces, y no tienen nada que ver ahora. En sus respectivos primeros trimestres en el mercado, Google vendió unos 135.000 modelos del Nexus One, frente a un millón de iPhone 4 comercializados por Apple, según la firma de análisis Flurry. Mientras que la compañía de la manzana mordida se vuelca en vender millones de unidades, Google opta por una estrategia muy contenida: apenas hace hincapié en el canal offline o en una estrategia agresiva de márketing.
La compañía lanzó al mercado siete dispositivos más dentro de esta familia: Nexus S (2010), Galaxy Nexus (2011), Nexus 4 (2012), Nexus 5 (2013), Nexus 6 (2014), Nexus 5X (2015) y Nexus 6P (2015). Progresivamente, la empresa fue elevando el precio de lanzamiento de sus terminales. El último Nexus salió al mercado a un precio de 649 euros, mientras que Apple vendía el iPhone 6S a 749 euros.
Pixel: gama alta a precio de gama alta
En 2016, Google dejó atrás la familia Nexus para subir el listón a través de la marca Pixel. El precio de lanzamiento del primer modelo, que nunca aterrizó en España, se situó en 649 dólares, mientras que el del Pixel XL, que era su versión premium, fue de 769 dólares. El año pasado, el Pixel 2 mantuvo el precio de su predecesor, mientras que el 2XL (que sí desembarcó en el mercado español) valía 959 euros de lanzamiento.
Terminales de gama alta con precios a la altura. La compañía ha decidido jugar en la misma liga que Apple y Samsung, pero con otra óptica. Su público objetivo es el segmento especializado, el más techie. Para la empresa es una cuestión de carácter: sus terminales sirven parar fijar su estándar de innovación. Y eso hay que pagarlo.