Manus, el primer agente de IA general, atrae más de 2 millones de usuarios en espera pero enfrenta críticas por su complejidad

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Manus, el primer agente de IA general, atrae más de 2 millones de usuarios en espera pero enfrenta críticas por su complejidad

Manus, un innovador agente de IA, ha generado gran expectación en línea, pero su complejidad plantea desafíos en su uso cotidiano para los usuarios.

Descripción

Desde su lanzamiento la semana pasada, Manus, un agente de inteligencia artificial desarrollado por la startup Butterfly Effect con sede en Wuhan, ha captado rápidamente la atención en línea, logrando más de 2 millones de personas en la lista de espera. Manus se presenta como el primer agente de IA general del mundo, diferenciándose de los chatbots tradicionales como ChatGPT y Grok, al operar con múltiples modelos de IA y una red de agentes independientes que le permiten realizar una amplia gama de tareas más allá de la simple conversación.

A pesar del entusiasmo generado a su alrededor, muy pocos han tenido la oportunidad de probarlo; hasta ahora, menos del 1% de los usuarios en la lista de espera han recibido un código de invitación. Un periodista que tuvo la oportunidad de comparar Manus con ChatGPT a través de cinco diferentes promesas se dio cuenta de que, aunque Manus ofrece un análisis más profundo y detallado, sus respuestas tienden a ser densas y menos accesibles en comparación con las de ChatGPT, que logran un equilibrio adecuado entre profundidad y claridad.

En el análisis sobre el impacto económico de un ingreso básico universal, por ejemplo, ChatGPT ofreció un desglose estructurado y fácil de seguir, mientras que la respuesta de Manus fue extremadamente académica y tardó casi una hora en generarse, lo que la hizo menos práctica para un público general. Por otro lado, en la composición de un poema sobre el otoño en una ciudad metropolitana, Manus se destacó por su exploración introspectiva y rica en detalles sensoriales, superando en calidad a la creación de ChatGPT.

En cuanto a la explicación de la tecnología blockchain, Manus proporcionó un análisis exhaustivo y bien estructurado que cubría tanto la historia como las aplicaciones en el mundo real, mientras que ChatGPT mantuvo una respuesta más concisa y accesible. Sin embargo, en discusiones éticas sobre el uso de la IA en sistemas de vigilancia, Manus sí ganó gracias a su profundidad histórica y análisis regulatorio, aunque careció de un resumen claro y práctico.

Durante la evaluación de un problema matemático, ambos modelos lograron la respuesta correcta, pero Manus se destacó por su atención al detalle y verificación. En resumen, Manus ha demostrado ser un recurso valioso para obtener respuestas detalladas y complejas. Sin embargo, su uso cotidiano no resulta práctico, ya que sus extensas respuestas requieren más tiempo del necesario, a diferencia de ChatGPT, que es más capaz de ajustar su nivel de detalle según lo requieren las circunstancias. Por lo tanto, el autor concluye que, a pesar de las capacidades de Manus, no lo integrará a su caja de herramientas de IA tan frecuentemente como a otros chatbots populares.