Microsoft ‘entierra’ su dispositivo de control por movimiento Kinect

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Microsoft ‘entierra’ su dispositivo de control por movimiento Kinect

La compañía ha dejado de fabricar su periférico, que fue lanzado para Xbox 360 en 2010. Kinect fue uno de los dispositivos con mayor acogida de la historia y vendió diez millones de unidades durante su primer año.

Descripción

Microsoft dice adiós a Kinect. La empresa estadounidense ha decidido abandonar su periférico y ya ha parado las máquinas para dejar de fabricarlo, según Co.Design. Se trataba de la crónica de una muerte anunciada: el gadget llevaba años con una presencia comercial casi nula y se había convertido en el talón de Aquiles de Xbox One en el lanzamiento de la consola en 2013.

Kinect era un dispositivo de control por movimiento con cámara, sensores de profundidad, infrarrojos y micrófono capaz de capturar el esqueleto humano, reconocerlo y posicionarlo en el plano. El objetivo de Microsoft fue brindar a los desarrolladores un lugar donde programar aplicaciones que permitieran al usuario interactuar con elementos virtuales.

El dispositivo debutó en el terreno de los videojuegos con Xbox 360 en 2010. En aquel entonces, el periférico se lanzaba a la carrera por competir contra Wii y el éxito de los mandos de control por movimientos. Kinect tuvo una gran acogida y se convirtió en uno de los aparatos tecnológicos con mayor adopción de la historia, sumando diez millones de unidades vendidas en su primer año.

 


Microsoft vio potencial en su dispositivo y decidió apostarlo a todo o nada en Xbox One. Kinect acompañó a la consola en su lanzamiento en 2013, lo que infló el precio de la plataforma hasta los 499 euros, cien euros más cara que su rival directa, PlayStation 4. Las políticas de conexión obligatoria a Internet y una supuesta falta de privacidad hacia el usuario a la hora de utilizar la consola provocaron que Kinect se convirtiera en una molestia y no en una ventaja.

Tras la salida de Don Mattrick de la dirección de Xbox y el nombramiento de Phil Spencer como director de la división, la compañía decidió dejar de dar soporte a Kinect. El periférico dejó de venir incluido en el pack de Xbox One y su comercialización por separado fue un fracaso. El dispositivo no tuvo demasiado respaldo por parte de las desarrolladoras y nunca se aprovecharon sus posibilidades a través de software: ni juegos, ni aplicaciones.