Proteccionismo tecnológico: los gigantes chinos fabrican sus propios chips para ‘cortar’ con EEUU
Huawei y Alibaba han decidido apostar por su propia tecnología de semiconductores para no pecar de dependencia en un mercado que dominan las empresas estadounidenses. La disputa comercial y el boicot a los equipos chinos han sido el detonante.
Soplan vientos de cambio en las empresas tecnológicas de China. La disputa comercial entre Pekín y Washington y el boicot realizado por el Gobierno estadounidense a los equipos inalámbricos fabricados por empresas chinas ha llevado a estas a replantearse sus capacidades. Gigantes como Huawei y Alibaba han decidido elevar su apuesta por la creación de sus propios chips con el objetivo de ganar independencia tecnológica.
Alibaba creó el pasado septiembre una compañía dentro del grupo dedicada a la fabricación de chips de inteligencia artificial, una industria liderada actualmente por los pesos pesados de Estados Unidos. La empresa, bautizada como Pingtouge, fue concebida por el coloso chino hace cinco años y le permitirá depender menos de la industria extranjera de semiconductores, más aún cuando el país norteamericano podría decidir dejar de exportar chips al resto del mundo.
“Necesitamos anticiparnos a los problemas del futuro”, aseguró entonces Jack Ma, fundador y presidente ejecutivo de Alibaba, en su intervención en el Foro Económico Mundial. El directivo, que tiene previsto abandonar su cargo en septiembre de 2019, afirmó que desde el grupo de comercio electrónico no están “contentos” con las relaciones comerciales entre China y Estados Unidos. En ese aspecto, la compañía decidió abandonar su plan de crear hasta un millón de puestos de trabajo en suelo estadounidense debido a estas disputas.
Huawei está apostando por los semiconductores dedicados al ‘cloud’ y los servicios empresariales
Por su parte, Huawei ha lanzado este mes un conjunto de chips para uso en servidores con el objetivo de crecer en la computación en la nube y los servicios a empresas. El negocio de los equipos inalámbricos de la compañía se encuentra bajo el escrutinio de los países occidentales debido a las sospechas de la influencia del Gobierno chino sobre la empresa, la cual obtiene la mayor parte de sus ingresos de la venta de equipos de telecomunicaciones y smartphones.
Para Huawei, el lanzamiento de este chipset, llamado Kunpeng 920 y diseñado por la subsidiaria HiSilicon, aumenta sus credenciales como diseñador de semiconductores. El grupo ya fabrica la serie Kirin de chips para sus teléfonos inteligentes de gama alta, así como la serie Ascend para funciones de inteligencia artificial. Ahora, la empresa ve potencial en el negocio de servidores en Europa y Asia Pacífico.
Los movimientos de ambos gigantes corresponden al momento en el que China está presionando para mejorar sus capacidades de fabricación de semiconductores y reducir en gran parte su dependencia de las importaciones, especialmente de Estados Unidos. Una empresa china víctima de esta situación ha sido ZTE, que el año pasado fue vetada por el Ejecutivo de Donald Trump por exportar equipos de telecomunicaciones a Irán y otros países.
Estados Unidos boicoteó en 2018 a ZTE, que tuvo que paralizar sus principales actividades operativas
En abril de 2018, Estados Unidos boicoteó al fabricante de dispositivos inteligentes ZTE, de forma que tenían prohibido vender componentes y otros productos al grupo asiático durante siete años. La decisión puso en apuros a la compañía, que recibía de estos proveedores entre el 25% y el 30% de las piezas de sus productos, y cesó sus principales actividades operativas, como la venta de móviles.
El punto y aparte en el conflicto se produjo a mediados de julio. Tras un largo tira y afloja, el Departamento de Comercio de Estados Unidos dio el visto bueno a que ZTE retomara sus operaciones en el país tras levantar la prohibición. Llegar a ese consenso le costó al grupo chino mil millones de dólares (855 millones de euros), el compromiso de depositar otros 400 millones de dólares (342 millones de euros) en una cuenta de garantía durante diez años y la remodelación completa de su cúpula.
Por tanto, la desconfianza hacia China ha estado muy marcada en territorio norteamericano. Algunas informaciones, como la publicada por Bloomberg en octubre, que exponía que el país asiático se había infiltrado en los sistemas informáticos de múltiples empresas a escala mundial, tampoco ayudan.
Según el diario, China integró en las placas base para servidores de empresas como Apple y Amazon una serie de microchips del tamaño de un grano de arroz para obtener acceso remoto a sus servidores. No obstante, en la compañía Supermicro, que fue sometida a una investigación por parte de una firma externa para esclarecer los hechos, no se encontraron evidencias de ningún hardware malicioso ni en las actuales ni en las antiguas placas base comercializadas a dichas tecnológicas.