El futuro depende del 5G: ¿qué tecnologías están por llegar?
La quinta generación de telefonía móvil ya está siendo probada y su despliegue comenzará a realizarse en 2020. Las ciudades estarán más conectadas que nunca a Internet, las redes de conexión pasarán a ser virtuales y la tecnología autónoma responderá en tiempo real.
La quinta generación de telefonía móvil está cerca de hacer acto de presencia. Los expertos dicen que su llegada, prevista para 2020, supondrá el inicio de una nueva era digital. Todas las tendencias nacidas en los últimos años y aquellas que comienzan a dar sus primeros coletazos cobrarán aún más sentido si cabe, como son las tecnologías autónomas, la inteligencia artificial o la virtualización de redes. Tanto es así, que el ecosistema resultante abrirá la puerta a nuevas aspiraciones tecnológicas.
Uno de los aspectos más revolucionarios de las redes 5G será la conexión entre objetos, haciendo que estos puedan estar en contacto continuo, transmitiéndose información los unos a los otros. En ese aspecto, la inversión en Internet de las Cosas (IoT, por sus siglas en inglés) superará los mil millones de dólares en 2020, señala Ericsson en su informe The guide to capturing the 5G industry digitalization business potential.
La proliferación de la tecnología autónoma resultará en ciudades inteligentes, con inteligencias artificiales cuyo tiempo de respuesta será instantáneo. Esto será posible gracias a la reducción de la latencia (hasta escasos milisegundos) y el gran ancho de banda, que permitirán elementos que hasta ahora eran inviables, como los coches autónomos, el tráfico de drones, la digitalización de la agricultura o la automatización de la robótica.
El 5G reducirá la latencia a escasos milisegundos, un elemento clave para las tecnologías autónomas
Así, la cuarta revolución industrial será por fin una realidad. Los robots que trabajen en fábricas podrán sincronizarse mucho más rápido, reduciendo enormemente el tiempo que tardan en contestar a una señal. Esto será aún más clave en la carretera, una vez los vehículos autónomos comiencen a circular por ella, ya que estos podrán detectar en un periodo de tiempo casi inapreciable un obstáculo o peatón y detenerse al instante. La digitalización de las autopistas también será objeto de debate, ya que habrá que ver como se gestionan las concesiones y la inversión necesaria para adaptar la infraestructura.
Esto demuestra que el 5G va más allá de que la velocidad de descarga y subida sean más rápidas, lo que también será una ventaja a la hora de navegar y consumir contenidos con el smartphone fuera de casa, haciendo pleno uso de la red de datos. La quinta generación de telefonía móvil permitirá, por ejemplo, que una película en alta resolución pueda ser descargada en 3,6 segundos.
Con esto, surgen dudas. ¿Requiere el mismo ancho de banda consumir un vídeo en streaming que controlar un coche autónomo en remoto? Aquí entra en juego el llamado slicing, capaz de identificar la demanda y darle a cada petición lo que es realmente necesario. Esta partición de la red permite a los operadores móviles operar múltiples redes virtuales sobre una infraestructura de red física común.
Los operadores virtualizarán sus redes de forma que el ‘software’ sea el que gestione y ejecute el despliegue
La virtualización de redes es precisamente una de las bazas para que el 5G tenga sentido, y viceversa. La denominada tecnología NFV (network function virtualization) sustituye la arquitectura de red determinada por el hardware físico y la traslada a un marco en el que el software gestiona y ejecuta todo el despliegue.
Un beneficio claro es que las funciones de red pueden aplicarse dónde y cuándo se necesiten sin tener que esperar a complejos despliegues manuales. En ese sentido, la flexibilidad es total, ya que la red se convierte en un servicio dinámico y automático, por lo que también deja de lastrar la incorporación de nuevas soluciones de tecnología de la información (TI) para impulsar el negocio.
Tanto las empresas de telecomunicaciones como los fabricantes de dispositivos móviles ya están preparando ese terreno de la mano de proveedores de software y de semiconductores, entre otros. Apple, por ejemplo, ya ha afirmado estar desarrollando su primer iPhone con conectividad 5G, el cual aterrizará en el mercado para 2020. El dispositivo incorporará un módem de Intel diseñado para funcionar con el nuevo ancho de banda.
Las empresas de telecomunicaciones estudian cómo rentabilizarán sus inversiones en el despliegue del 5G
Por su parte, las telecos están probando nuevas vías de ingresos con otros grupos, desde automovilísticos a sanitarios. No obstante, aún está por ver de qué forma rentabilizarán las inversiones que realicen. Que un operador cobre por facilitar a un hospital una operación a distancia es un paso, pero no define, y eso es lo que falta, el modelo de negocio que resultará de todo el despliegue.
¿Cuándo llegará el 5G a España?
En España, el Gobierno subastó las licencias del 5G el pasado julio. Vodafone se hizo con la mayor parte de bloques al adquirir 90 MHz por 198,1 millones de euros. El resto se repartió entre Telefónica y Orange, mientras que MásMóvil no se hizo con ninguno de los bloques subastados.
La implantación del 5G sólo ha acometido su primer avance en el país. Tras la subasta de las frecuencias 3,6-3,8 GHz, queda dar probablemente los pasos más importantes. Uno crucial es la liberación de la banda de 700 MHz, actualmente utilizada por las compañías de televisión digital terrestre (TDT), para ser empleada en los servicios de móvil. Esto es lo que se denomina segundo dividendo digital.
El uso de la banda de 700 MHz permitirá a los operadores ofrecer a los consumidores servicios de banda ancha más rápidos y de mayor calidad, y cubrir, además, zonas más amplias, incluyendo las rurales y las regiones remotas. El Gobierno publicó a finales de junio la hoja de ruta para la liberación de dicho espectro, asegurando que esta tendrá lugar antes del 30 de junio de 2020. Esa será la manera de cumplir con el calendario fijado por la Unión Europea (UE).