Sudeste Asiático: el ‘feudo’ de 5.100 millones de dólares de Grab, Go-Jek y Didi

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Sudeste Asiático: el ‘feudo’ de 5.100 millones de dólares de Grab, Go-Jek y Didi

La región ha visto nacer a un grupo de empresas dedicadas a la movilidad cuyo potencial ha atraído al capital privado mundial. Se trata de una zona geográfica con alta penetración del smartphone y de los servicios digitales.

Descripción

Ni siquiera Uber ha podido aguantar la presión en el súper competido Sudeste Asiático. La actividad del transporte privado se ha disparado en la zona durante los últimos años, con grandes actores locales como Grab, Didi u Ola Cabs. Dicho territorio está formado por un surtido de países emergentes en los que la penetración del smartphone es muy elevada y el potencial de este tipo de plataformas digitales lo es aún más: el mercado de la movilidad alcanzó 5.100 millones de dólares (4.329 millones de euros) en el Sudeste Asiático en 2017.

Así lo señalan Google y Temasek en su estudio e-Conomy Sea, que indica que dicho negocio se situará en 21.100 millones de dólares (17.911 millones de euros) en 2025. A ello se suma el hecho de que los asiáticos de la parte sudeste pasan más tiempo navegando en Internet a través del móvil que cualquier otra persona del planeta. Tailandia es el país en el que los usuarios pasan más tiempo conectados desde un dispositivo móvil, en concreto 4,2 horas diarias, seguido por Indonesia.

Los países que conforman la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (Asean) cuentan con un Producto Interior Bruto (PIB) combinado de alrededor de 2,8 billones de dólares (2,4 billones de euros), lo que convierte al territorio en el séptimo más grande a escala mundial y está camino de estar entre los tres primeros en 2030.

Dado el alto potencial de la región y de los Ubers asiáticos, grandes corporaciones de carácter internacional han invertido en el negocio de la movilidad en la zona. Google, por ejemplo, se encuentra entre los gigantes tecnológicos que invirtieron a inicios de este año en la indonesia Go-Jek, dedicada al transporte privado y que ostenta el honor de ser el primer unicornio de su país.

La empresa asiática se ha sumado a la batalla por controlar la industria de la movilidad en la región. Para ello, cerró una ronda de financiación de 1.200 millones de dólares (980 millones de euros) en enero en la que participaron una docena de inversores, entre ellos Google (que decidió invertir directamente y no a través de su unidad Google Ventures), BlackRock, Temasek y el conglomerado chino Tencent. En ese aspecto, Google y Temasek señalan que las start ups del Sudeste Asiático han recaudado más de 12.000 millones de dólares (10.182 millones de euros) desde 2016.

Compañías como Go-Jek han llamado la atención de los pesos pesados no sólo por su potencial en el campo del transporte privado, sino por su diversificación. La firma indonesia comenzó a operar en 2015 ofreciendo un servicio de transporte de motocicletas para, más tarde, disponer de vehículos de cuatro ruedas. A finales de 2017, la compañía dio un paso más allá dando el salto a los servicios fintech.

En septiembre del año pasado, Go-Jek adquirió hasta tres empresas locales dedicadas a la tecnología financiera en su estrategia por crecer en el negocio de los pagos digitales. Los acuerdos se llevaron a cabo con Kartuku, especializada en procesamiento de pagos offline; Mapan, una red de ahorro y préstamos; y Midtrans, considerada como una de las principales puertas de entrada al pago online en Indonesia. Go-Jek no reveló el valor de las operaciones.

En terreno financiero había entrado anteriormente Grab, una de las empresas de transporte privado más relevantes del Sudeste Asiático: opera en Singapur, Indonesia, Filipinas, Malasia, Tailandia, Vietnam, Myanmar y Camboya. En 2016, la empresa singapurense lanzó su propia plataforma de pagos móviles, GrabPay, que permite pagar por productos y servicios más allá de los viajes realizados a través de Grab.

Según el estudio How Banks Can Thrive as Digital Payments Grow elaborado por Boston Consulting Group (BCG), el volumen de pagos digitales seguirá creciendo a velocidad de crucero hasta alcanzar en 2020 los cinco billones de dólares en todo el mundo (4,2 billones de euros). Las compañías, indistintamente del sector en el que operan, han visto el filón que este modelo de negocio les puede suponer.

El negocio diversificado de Grab ha atraído a importantes figuras del capital privado global. El conglomerado japonés SoftBank y la empresa china de transporte Didi acudieron en julio del año pasado a una ronda de 2.000 millones de dólares (1.714 millones de euros). Esta última está en busca de recursos: solicitó en marzo la recaudación de 10.000 millones de yuanes (1.283 millones de euros) a través de la emisión de valores respaldados por activos.

Didi es socio de la estadounidense Lyft, la emiratí Caremm, la estonia Taxify, la empresa de bicicletas compartidas Ofo, la india Ola Cabs y Grab. La valoración de la compañía se sitúa en 56.000 millones de dólares (45.316 millones de euros) después de que a finales de 2017 cerrase una ronda de financiación de 4.000 millones de dólares (3.318 millones de euros) destinados a su expansión internacional y al desarrollo de áreas como la inteligencia artificial.

Por su parte, SoftBank se ha convertido en uno de los grandes socios del sector de la movilidad en Asia. El grupo ostenta una cartera de participadas con una valoración conjunta de 117.000 millones de dólares (9.468 millones de euros) y más de 45 millones de trayectos al día. Entre sus partners, figuran compañías como Uber, Didi, Grab y Ola Cabs.

Ola Cabs también capaz de atraer miles de millones de financiación. En octubre del año pasado, la empresa captó 2.000 millones de dólares (1.618 millones de euros) en una operación en la que tanto SoftBank como Tencent jugaron un papel clave. Fuentes del sector explicaron a Cnbc que la valoración de Ola Cabs estaba cerca de los 7.000 millones de dólares (5.665 millones de euros).

A principios de año, SoftBank se convirtió en el mayor accionista de Uber al invertir cerca de 7.700 millones de dólares (6.231,03 millones de euros) en la compañía estadounidense. Tras la operación, el conglomerado japonés ganó dos asientos en el consejo de Uber y tomó el control del 15% de la empresa estadounidense.

Uber, a su vez, mantiene una participación de hasta el 30% en el negocio de Grab, a la que vendió su filial en Singapur el pasado marzo. Ello responde a la petición de SoftBank de que la compañía centre sus esfuerzos en los principales mercados en los que opera. El movimiento de Uber recuerda al que la empresa realizó en China en 2016, territorio que decidió abandonar tras llegar a un acuerdo con Didi y hacerse con el 20% de su capital.

La alta competencia local ha superado a la empresa que dirige Dara Khosrowshahi. Cuando Uber atacó los mercados internacionales, utilizó la misma estrategia que tan bien le había funcionado en Estados Unidos. En el Sudeste Asiático, sin embargo, las empresas locales siempre han ido un paso por delante respecto a los competidores extranjeros. Por ejemplo, las motocicletas son el medio de transporte favorito para muchos ciudadanos en ciudades altamente congestionadas de la región. Uber no incorporó dicho medio a sus servicios hasta 2016, cuando Grab ya lo había hecho.