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Bélgica pide a la UE prohibir las ‘loot boxes’ en los videojuegos
El Gobierno belga ha decidido denunciar las prácticas que algunos estudios de desarrollo han implementado en sus videojuegos y que conducen a la monetización de contenidos aleatorios, lo que involucra a menores de edad en juegos de azar.
Las loot boxes protagonizan el gran debate actual en la industria de los videojuegos. Se tratan de las llamadas cajas de botín y suponen la entrega aleatoria de ítems para utilizar en determinados juegos. El problema se ha creado a raíz de la integración de micropagos para acceder a este tipo de contenidos de azar. El asunto ha alcanzado tal grado de polémica que el Gobierno belga ha decidido tomar cartas en el asunto.
Bélgica llevará a la Unión Europa (UE) el asunto de las loot boxes para pedir su prohibición en territorio comunitario. Koen Geens, ministro de justicia del país, considera que este sistema de monetización de contenidos puede llegar a ser una amenaza para los consumidores, especialmente para los menores de edad.
Diversos colectivos opinan que estas prácticas pueden conducir a los más pequeños hacia la ludopatía. Videojuegos como Fifa y Overwatch disponen de loot boxes, capaces de conseguirse jugando una serie de horas, o bien por la vía rápida: pagando.
Bélgica ha equiparado estas prácticas al negocio de los casinos y las casas de apuestas
La gota que colmó el vaso la aportó Star Wars: Battlefront II, el último título de Electronic Arts, que integraba micropagos para conseguir cajas de botín con ítems y mejoras aleatorios para los jugadores, de manera que algunos usuarios podían destacar sobre otros gracias a estos contenidos.
La práctica, comúnmente bautizada como pay to win, ha generado semejante ruido en la comunidad de jugadores durante las últimas semanas, que la desarrolladora del juego ha eliminado temporalmente las loot boxes.
Para Bélgica el factor más grave se encuentra en que los usuarios pueden encontrarse con objetos de menos valor respecto al dinero invertido, algo que suele suceder en los juegos de azar. Por tanto, el Gobierno belga defiende que los jugadores no saben realmente lo que están comprando y ha equiparado estas prácticas al negocio de los casinos y las casas de apuestas.